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(1053-1590) 
 
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La existencia eterna del ser vivo sólo puede experimentarse por medio de detalles "temporales", pero los detalles "temporales", "el animal" o "el hombre" no son "el ser vivo"  1055. Que las cosas, vistas desde un cierto punto de vista, son ilusión es totalmente cierto, pero este punto de vista está, como hemos dicho, totalmente "fuera" de la vida y no puede de ninguna manera usarse como regla lógica de ninguna voluntad. Que se encuentre "fuera" de la vida no significa que no existe. El investigador evolucionado ha visto, así mismo, por medio de los análisis realizados en "Livets Bog", que todas "las cosas creadas" no pueden de ninguna manera existir o tener lugar sin apuntar retrospectivamente hacia una causa inaccesible para los sentidos. Pero como esta causa está, de este modo, "fuera" de los sentidos y, por consiguiente, está "fuera" de directa experimentación y creación, por sí misma no puede existir como una "cosa creada", es decir, como "espacio", "tiempo", "sustancia", "materia", "tamaño", "involución" y "evolución", sino al contrario sólo como un "algo" sin nombre "que es". Esta identidad de las cosas con lo inmaterial es lo que se expresa como "X3", cuya existencia está, a su vez, condicionada por "X2" y "X1" y a la inversa, y cuyas tres "X" constituyen juntas la inalterable "causa sin causa" o el eternamente existente ser vivo.
      El ser evolucionado que lee "Livets Bog" sabe, de este modo, ahora que esta existencia eterna sólo puede revelarse o experimentarse por el propio ser vivo en forma de detalles temporales. Como los detalles "temporales" sólo pueden existir en virtud de que constituyen una relación de contraste a otros detalles "temporales", la verdad absoluta sobre este ser eterno no puede, así pues, expresarse o cubrirse con ningún análisis "temporal". Algo que tiene principio y fin sólo puede ser, claro está, un contraste a algo que no tiene principio ni fin. Algo que es temporal no puede ser lo mismo que algo que es duradero o eterno. Por consiguiente sabemos así mismo, por medio de la presente obra, por medio de mi obra capital, que cuando a un ser vivo se le reconoce como "animal", por ejemplo como un buey, este análisis sólo será un análisis "temporal" de este ser. Lo que expresamos como "buey" es algo que nace y que, a su vez, muere. Esto quiere decir, por su parte, que lo que se oculta tras el concepto "buey" sólo es una combinación especial de materia, construida temporalmente, que el yo usa como instrumento para desplegar un correspondiente desencadenamiento de movimiento o energía especialmente organizado. Este desencadenamiento de energía va, a su vez, a satisfacer gradualmente un deseo especial del que es el origen de la combinación de materias o del instrumento. Cuando este deseo se ha satisfecho ya no tiene ningún fundamento ni ningún objetivo mantener esta combinación especial de materia y energía (conciencia de buey), por lo cual dicha combinación degenera y lentamente desaparece a favor de la creación de un nuevo tipo de combinación de materia u organismo, por medio del cual pueda desencadenarse un correspondiente nuevo tipo de despliegue de energía o satisfacción de un nuevo deseo. Lo que llamamos "buey" sólo es así pues, en realidad, un instrumento especialmente determinado, construido temporalmente de materia y un desencadenamiento de energía, así mismo temporal, organizado o formado de manera especial por medio de este instrumento. Exactamente lo mismo se hace, naturalmente, valer para cualquier otro ser vivo. Lo que denominamos un "hombre" no es, por consiguiente, ninguna excepción. Ni "el animal" ni "el hombre" son "el ser vivo". Lo que expresamos con estas denominaciones sólo son dos formas especiales de revelación o manifestación de un "algo eterno" que existe, tiene voluntad y desencadena deseo tras estas manifestaciones.


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