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Sustancia de la vida n.º 35 – "La conciencia nocturna" del yo   949. La obra de teatro "el destino" se representa, así pues, en la propia subconciencia del yo que, de este modo, se parece a un teatro. E igual que el teatro tiene una escena con los correspondientes decorados y locales anexos para los actores y un local con un gallinero, palcos y patio de butacas para los que van a ver la representación, también descubrimos que los mismos fenómenos se hacen en realidad valer, como principio, en la subconciencia. Pero aquí sólo hay dos actores y un espectador, pero una profusión de "decorados" y "máscaras". Estos dos actores son "Dios" y "el hijo de Dios". "Los decorados" son todo lo que forma parte del concepto "naturaleza". "Las máscaras" o "disfraces" son, por lo que respecta a Dios, todo lo que forma parte del concepto "otros seres", mientras que por lo que respecta al hijo de Dios son todos los organismos físicos y espirituales que ha representado a lo largo de las vidas terrenas o los muchos estadios diversos de la evolución. Todo lo que aquí ha representado, desde "mineral", "planta" y "animal" hasta "hombre terreno" sólo son, así pues, "disfraces" que el yo tiene que usar en determinadas situaciones al representar su "papel" en "el destino", lo mismo que todas las especies de semejantes constituyen, del mismo modo, "los disfraces" especiales con los que Dios puede vestirse para su papel en las numerosas escenas cambiantes de la representación eterna. Y es en virtud de este "arte de disfrazarse" tan grande que todo lo que vemos o percibimos son ilusiones y que, por consiguiente, nada es en realidad lo que parece ser. Todo es una prominente representación exterior ante el yo, cuyo director escénico y actor es, bien es verdad, el mismo yo, pero esto, sin embargo, no constituye ningún impedimento para su identidad como "espectador" de su propia representación. En virtud de sus núcleos de talentos y de las consiguientes funciones automáticas que se desencadenan desde allí, es un actor que da instrucciones en la escena de su propia vida o subconciencia. Pero como esta parte de su existencia son funciones automáticas, es decir, constituye unas formas de fuerzas procedentes de los núcleos de talentos, que se desencadenan por los centros que hay en el organismo del individuo, que se han desarrollado para ello, estas funciones están, así pues, fuera de la percepción consciente del yo. Se convierten en una especie de "representación" tras "los decorados" fuera de la voluntad y el control de la conciencia diurna del yo. Están como depositadas en la oscuridad. Y esta es la causa de que este lado de la subconciencia se denomine aquí, en "Livets Bog" "conciencia nocturna". Y este lado "nocturno" o "conciencia nocturna" está constituido, así pues, en realidad por los locales anexos, la sala de máquinas o departamento técnico. Es el lado de esta misma escena que está tras el "telón" y "los decorados". A esta "conciencia nocturna" del yo la denominaremos aquí "sustancia de la vida" n.º 35.


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