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Sustancia de la vida n.º 12 – La voluntad   935. En este elemento reside, por consiguiente, la facultad de "dar la vuelta" a la energía y, con ello, la facultad tanto de "emitir" como de "recibir" energía. Pero esta "recepción" y "emisión" no es para el yo un proceso ciego y no regulable. Al contrario, está en sumo grado bajo el control del yo. ¿Al control de quién tendría, si no, que estar sometido? Y es, precisamente, en virtud de esto que aparece con una profusión tan grande de variaciones en la escala, desde la culminación de "lo desagradable" a la culminación de "lo agradable", como es el caso. El carácter de este proceso está, por lo tanto, originariamente determinado por el yo. Esta facultad determinante o reguladora, tras "la recepción" y "la emisión" de energía del elemento de destino, se revela en la vida cotidiana del despliegue del individuo constituyendo lo que expresamos como "voluntad". Y vamos a introducirla aquí como "la sustancia de la vida n.º 12".


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