Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(639-1052) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

"El infierno", los destinos desdichados o los sufrimientos son estadios inacabados del gran proceso creador   908. Pero a estos seres no se les puede achacar la culpa de su estado. Como vimos, la causa de esta desgracia no es carencia de las cosas por las que los seres se pelean o hacen guerras, sino, al contrario, una falta de facultad de pensar y la consiguiente falta de visión de conjunto sobre su verdadera situación. Pero los seres no pueden, claro está, regular ni administrar algo de lo que no tienen una visión de conjunto. Que la existencia tiene que ser un aparente caos, siendo a veces denominada por los seres como "la Jauja del pecado", un "valle de lágrimas" o cosas parecidas, es muy natural y convierte, precisamente, en un hecho para el investigador evolucionado que aquí a los seres les falta la suficiente facultad de pensar y la suficiente visión de conjunto sobre su propia vida, su destino y existencia.
      Pero tampoco se le puede achacar a la Providencia la culpa de esta "desgracia". La fuerza creadora, que a lo largo de millones de años ha transformado las materias incandescentes en una vivienda celestial tan maravillosa, como es el planeta Tierra en virtud de su vivo colorido y profusión de condiciones de vida portadoras de bienestar o bienaventuranza, no puede haber puesto en escena a lo largo de inmensos periodos de tiempo estos desencadenamientos de energía produciendo una perfección tal para repentinamente dejar que el resultado final sea caos, desarmonía, lamentaciones y desdichas. Estos resultados de la evolución a lo largo de millones de años: los organismos e instrumentos de percepción de los seres vivos, construidos de manera armoniosa y útiles al cien por cien, y la incipiente facultad de pensar, por medio de estos instrumentos de percepción, y su perfeccionamiento hasta llegar a una incipiente facultad de comprensión intelectual, de modo que los seres puedan empezar a preguntar, puedan empezar a buscar explicaciones del misterio mismo de la vida, no puede haberse manifestado para, repentinamente, dejar que la respuesta a esta pregunta sea caos, casualidades, "pecado" e "irreligiosidad", "infierno" y "castigo", "perdición eterna" o "fuego del infierno" para algún ser, como tampoco puede ser para crear un favor especial, un despliegue especial de amor para algunos de los seres especialmente favorecidos por el poder creador, porque en este caso tendría que haber un defecto en la facultad creadora de esta fuerza creadora o facultad creadora, que, por lo demás, es perfecta al cien por cien. Esto significaría que el plan que tenía dicho poder sólo se ha logrado en parte. Todos los seres que tuvieran que pasar a "la perdición eterna" tendrían que ser fenómenos malogrados, tendrían que ser desperdicio tanto de materia como de fuerza, si no se acepta directamente que este fenómeno es para satisfacer una tendencia perversa o sadista de la Providencia eterna. ¿Quién se atreve a mantener una opinión así? ¿Cuál es el fundamento lógico de esta opinión? Esta opinión, ¿no es, acaso, la antítesis, que clama al cielo, de todos los otros fenómenos del proceso creador divino que pueden considerarse como terminados? ¿Y no se parece, precisamente, al cien por cien a los fenómenos de este proceso que aún no están terminados? ¿No creen que se está más en armonía con su ente propio y más íntimo y con la perfección divina, que vemos en el resplandor del sol, la órbita de las estrellas, el crecimiento de las plantas y la creación de los organismos de los seres, concibiendo "el infierno", los destinos desdichados, los sufrimientos como formando parte de los fenómenos del proceso creador que aún no están acabados?


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.