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Los sufrimientos o el estado desdichado de los seres no constituyen los resultados terminados y completos proyectados por la Providencia, sino que sólo son estadios intermedios de camino hacia ellos   906. Pero cuando, no obstante, hay seres que pasan hambre y frío, que languidecen de pena y sufrimiento o gimen de dolor, a causa de las aflicciones, la guerra y las mutilaciones, esto sólo expresa que el proceso de la creación aún no ha terminado, aún no ha alcanzado su objetivo. Cuando es un hecho que la Tierra contiene alimento suficiente, que tiene espacio suficiente, que tiene luz solar y calor suficiente, que tiene matices y colorido suficiente para el número de seres que se encuentran en su terreno, el problema no está en la transformación del mar de fuego, del mismo modo que estas calamidades no pueden tener de ninguna manera por objeto ser el resultado final de la fuerza creadora u origen de la transformación. En ese caso, la presencia de la abundancia de estos bienes no tendría ningún sentido. Pero cuando, no obstante, están presentes en cantidades inmensas, esto no puede significar que alguien tenga que pasar hambre, frío, que tenga que estar sujeto a privaciones y sufrimientos. Como estas calamidades, sin embargo, se producen, esto sólo puede expresar que aquí hemos llegado – no al resultado final terminado de la Providencia –, sino, al contrario, solamente al estadio actual o apogeo de la gran transformación. Y, por lo tanto, aquí podemos directamente observar lo que está terminado en la transformación y lo que no está terminado. La gran profusión de condiciones de vida, clima, sustancias alimenticias, materiales, todo ello complementado por extraordinarias bellezas naturales muestra aquí que la transformación del planeta desde el estado de fuego ha llegado a un estadio tal que ahora es totalmente apropiado como base de una existencia para el hombre terreno por encima de lo animal, feliz y perfecta.


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