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La vida sería totalmente absurda e injusta si la reencarnación o renacimiento no existiera   904. El hambre mental que alberga el ser no está, por lo tanto, en proporción razonable con una simple vida terrena. Esta hambre se revela con unas dimensiones tan grandes que su satisfacción sólo puede tener lugar a través de muchas vidas terrenas, igual que lo mismo se hace valer con la saciedad ya alcanzada en los estadios subyacentes. Como estos estadios no se han experimentado en la vida actual, la saciedad que el individuo ya posee con respecto a ellos no puede, de este modo, haberla alcanzado en la vida actual. Que esta saciedad, no obstante, está presente se convierte en un hecho por la circunstancia de que todos no queremos lo mismo. Lo que es enormemente interesante para un ser, puede ser, de manera similar, aburrido para otro. Algunos seres encuentran la alegría de vivir siendo carniceros, cazadores o guerreros, mientras otros perderían toda su alegría de vivir si se vieran obligados a aparecer en la vida haciendo esto. Algunos hombres son inmensamente intelectuales, tienen talentos artísticos y literarios, mientras otros son muy ingenuos, cándidos y poco inteligentes sin, por ello, ser anormales. No podemos, así pues, eludir el hecho de que la manifestación conjunta de los seres representa la antedicha escala o escalera, sí, incluso en el más hermoso orden, ascendiendo de manera armoniosa desde la imperfección hasta la perfección sin ningún tipo de salto o falta de eslabón intermedio. Si los seres no crecieran de un peldaño al otro, ¿cómo podría esta escala o escalera haber llegado a formarse o cómo podría existir?
      Si, por ejemplo, numeramos una parte de los peldaños de esta escala con los números del 1 al 10, habrá algunos seres que nacerán en el peldaño 1, otros en el 2 y así continuando. Pero, ¿cómo puede ser una expresión de justicia dejar que algunos seres nazcan en un peldaño tan primitivo como el n.º 1, cuando otros seres simultáneamente nacen en un peldaño tan perfecto y por encima del n.º 1 como es el n.º 10? Si ninguno de los seres en cuestión ha vivido antes, no puede, como hemos mencionado anteriormente en este apartado, de ninguna manera ser él mismo el responsable de su lugar en la escala. Pero, ¿por qué entonces esta escala? Si algunos seres pueden nacer en un peldaño tan perfecto como el n.º 10 con respecto al n.º 1 sin ningún mérito precedente en absoluto o ninguna causa desencadenada por ellos mismos, ¿por qué entonces no pueden nacer todos los seres en el mismo peldaño o estadio? Y si los seres verdaderamente pueden nacer en sus respectivos peldaños o estadios sin ningún derecho o causa precedente originada por ellos, su presencia en el peldaño se podría considerar como una orden despótica de la Providencia manifestada de manera milagrosa. En este caso, sería igual de fácil para la Providencia colocar a los seres en el n.º 10 como en el n.º 1 de la escala mental. Todos los peldaños subyacentes con sufrimientos, dolor, enriquecimiento con experiencias y conocimiento serían, por consiguiente, superfluos. Pero si son superfluos, la imagen que entonces se nos presenta de la Divinidad es una imagen menos afortunada. Porque en este caso, como ya hemos mencionado anteriormente, no habría ningún otro fundamento para las horribles mutilaciones y los terribles sufrimientos de los seres, para su aparición en la guerra, la matanza y el asesinato, "el fuego del infierno" o su vida en "el llanto y rechinar de dientes" que un capricho casual, una tendencia sadista, una inclinación perversa de la Divinidad.


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