Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(639-1052) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

Ni la pobreza ni la riqueza, ni la salud ni la enfermedad pueden expresar el favor o el castigo de la Providencia   898. Que los fenómenos mencionados también producen confusión en la comprensión que el hombre tiene de sí mismo, en la comprensión del verdadero valor de su propio yo para con su entorno, es muy natural. Un ser para el que una vida física es únicamente un gran disfrute de todos los bienes de la vida, tal como una buena salud, una elevada posición económica y social, honor, admiración y fama, tendrá de manera especial dificultades para llegar al conocimiento absoluto de sí mismo. En virtud de todos estos bienes materiales, sobre todo en un estadio primitivo, tiene, naturalmente, que creer sobre sí mismo que tiene el favor de la Divinidad de una manera especial, si, en resumidas cuentas, cree en una divinidad. Y si no cree en una divinidad, todavía cree más en sí mismo, cree que es mucho mejor que el mendigo pobre que eventualmente encuentra en su camino; o si tiene trabajadores a sus órdenes, le es difícil comprender que estos seres, desde el punto de vista anímico, puedan encontrarse en un estadio mucho más elevado que el suyo. Tras sus propios oropeles físicos, tales como títulos, órdenes y rango, se muestra frecuentemente un alma muy primitiva, brutal, inhumana o desconsiderada. Esto no significa, naturalmente, que tras un exterior pobre no pueda esconderse un alma primitiva similar, lo mismo que tras grandes oropeles materiales exteriores a veces pueda mostrarse un alma muy evolucionada y con un gran amor a la humanidad; pero que precisamente es así, convierte en cambio en un hecho que ni riqueza ni pobreza, ni salud ni enfermedad pueden ser expresión del favor o del castigo de la Providencia. Si los seres han empezado a existir con la concepción en el seno de la madre y, por consiguiente, no han vivido antes, ¿con qué se habrían entonces ganado el favor de la Divinidad y con qué habrían pecado y se habrían convertido en objeto de la ira y castigo de la Divinidad? Sí, aquí el cristianismo de iglesia también tiene que darse por vencido y servirse de la fórmula "los caminos de Dios son inescrutables".


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.