Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(639-1052) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

"El infierno espiritual" muestra desarmonía entre la mentalidad de la Divinidad y la del redentor del mundo   894. ¿Por qué estos seres tienen que ser "atormentados" eternamente? Si nunca jamás pueden llegar a ser mejores, y el valor de sus tormentos como "escarmiento" para otros seres tampoco tiene, como hemos visto, ningún resultado, ¿por qué no exterminar totalmente a estos seres? Si una vez no existían, sino que según el cristianismo de iglesia fueron concebidos en el seno de su madre, entonces también pueden exterminarse. Esto sería más amoroso. Como la Providencia es, según este mismo cristianismo, todopoderosa y omnisapiente, está bajo su potestad poder realizar una acción así. Pero, no obstante, estos seres tienen que ser atormentados eternamente sin que esto sirva para nada, ni siquiera para escarmiento de otros. Si la Providencia puede encontrar placer en esto, tiene, claro está, que ser perversa. Y si no puede, tiene que ser desdichada al mismo tiempo que entonces no es todopoderosa, porque en este caso no crearía este estado desdichado para sí misma, especialmente dado que no tiene ningún objetivo. ¿Creen que una cultura de amor, y la consecutiva paz permanente en la Tierra, se pueden basar en una imagen de Dios o del universo cuyos análisis lógicos llevan consigo tales consecuencias? ¿Creen que el redentor del mundo tenía una imagen o una concepción así de su Padre celestial? ¿No dijo que él y el Padre eran uno? ¿Se ha visto jamás al redentor del mundo ocupado por otra cosa que precisamente por el hecho de "mejor es dar que tomar"? Su vida, ¿no fue un gran y único sacrifico por los hombres? ¿No dijo que no había venido a dejarse servir, sino a servir? ¿No dijo que si a uno le golpeaban en una mejilla, tenía que dar la otra? ¿No amaba a su prójimo tanto como a sí mismo? ¿No perdonó a sus enemigos y verdugos y exhortó a otros a hacer lo mismo? ¿No dijo de estos enemigos y verdugos que no sabían lo que hacían? ¿No manifiesta todo su modo de ser directamente la culminación del contraste al modo de ser, que con anterioridad mostramos que la Providencia tenía que albergar para poder ser el origen de los fenómenos de tortura que se califican de "infierno eterno"? Pero si podía sentir un amor así hacia los verdugos o delincuentes terrenos, comunes, ¿qué no tendría que sentir hacia las almas desdichadas y permanentemente desamparadas en "el infierno eterno"? ¿No creen que tenía una concepción de la Divinidad y del "infierno" totalmente distinta, más pura y amorosa o más intelectual que la que muestra el cristianismo de iglesia, y de la que nos hemos ocupado aquí? En caso contrario, este modo suyo de ser uno con el Padre habría entonces tenido que ser algo imposible. Un ser que quiere todo y a todos como a sí mismo no puede ser uno con una divinidad que, sin que tenga ninguna utilidad, proporciona o da vida a los seres para dejar que sean torturados eternamente.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.