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Lo que "el perdón de los pecados" le da al hombre creyente   861. ¿Qué recibieron entonces estos seres? ¿Se ablandó realmente la Divinidad? ¿Recibieron verdaderamente "el perdón de los pecados", fueron "liberados" de "la perdición eterna"? No, en absoluto. Una Divinidad que eternamente es la culminación del amor no puede "ablandarse", "pecados" que nunca jamás pueden cometerse no pueden "perdonarse", y uno no puede "salvarse" de una "perdición eterna" que nunca ha existido, uno no puede ser "liberado" de situaciones en las que no se encuentra. Pero, ¿qué es entonces lo que la redención del mundo, a través de las palabras de Jesús, les dio a estos hombres? Les dio lo único de que tenían necesidad, a saber, "paz". Hizo desaparecer de su conciencia toda la falta de paz o intranquilidad que por el momento había en ella y los dejó con una relación de confianza a la Divinidad o Providencia reforzada. La redención del mundo no le puede dar más a un ser, y a un ser no se le puede nunca conceder más desde el exterior o por ningún otro ser. Y la redención del mundo ¿no da acaso hoy exactamente el mismo regalo a los seres desgraciados del mismo tipo? ¿Qué otra cosa puede el silencioso "ortodoxo" buscar hoy en "la mesa del señor" que un fortalecimiento de su relación con Dios y la consiguiente paz en su mente? No hay ningún ser que en realidad pueda alcanzar una dispensación de los resultados de sus actos, porque estos resultados son el fundamento de la vida misma, sí, son el desencadenamiento mismo de amor culminante. Sin estos resultados ninguna sabiduría, ninguna experiencia y, por consiguiente, ninguna voluntad, ninguna vida. Dar "el perdón de los pecados" en forma de una dispensación de estos resultados sería lo mismo que privar a los seres de una cantidad correspondiente de experimentación de amor, sería empujarlos a una maldición absoluta, a una oscuridad absoluta, sí, una verdadera "perdición eterna" sería el resultado inevitable de esto. Y el redentor del mundo no puede dar lugar a una manifestación así y, aún menos, la Divinidad. Y nada del mundo puede en sentido absoluto satisfacer ningún deseo que, por lo tanto, se expresa en una oración pidiendo "el perdón de los pecados", ni siquiera la Divinidad eterna, sin tener que ser, a causa de ello, un ser sin amor. Y también vemos que los seres a los que "se les han perdonado los pecados" o que están "salvados" son afectados por las mismas enfermedades, las mismas incomodidades, las mismas adversidades que los seres que no van a comulgar o no han recibido "el perdón de los pecados". Pero no puede negarse que los seres verdaderamente creyentes, que frecuentan los sacramentos pueden soportar sus sufrimientos de una manera totalmente distinta y mejor que los "incrédulos" o ateos. En medio de los sufrimientos pueden tener una paz tranquila en la mente y ser felices, sí, incluso pueden morir con alegría cuando les llega la hora.


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