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En el vestíbulo de las anormalidades   846. Pero en la prostitución todavía hay un campo destacado. Este campo se basa en los individuos que "venden" y "compran" placer sexual a su mismo sexo. La parte que "vende" está constituida sobre todo por individuos del campo de "desempleados crónicos" anteriormente citado, y en el cual la estafa u otras inmundicias mentales tienen, en gran medida, posibilidades especiales para desarrollarse. Que una existencia así, en la que el individuo se vende a sí mismo en cada ocasión que se presenta, dado el caso varias veces al día, conduce rápidamente a un ser joven y hermoso a ser tanto física como mentalmente defectuoso se da, naturalmente, por descontado. Estos seres generalmente también han echado por la borda su fuerza sexual o son totalmente impotentes todavía antes de haber alcanzado la culminación de su madurez sexual al final de la veintena. Las ganas normales de trabajar y la facultad de trabajar también han sido malgastadas por estos seres hace tiempo. Y, con el cese de esta sana y buena protección para la actuación moral, se derrumban en mayor o menor grado las últimas inhibiciones mentales naturales del individuo, que llama en alto grado a la puerta de la inmundicia, la estafa y la mendicidad tras la cual cárceles e instituciones para psicópatas con castigo e internamiento respectivo están preparadas para recibirlo. Esta esfera sexual que hemos presentado es, así pues, de alguna manera un vestíbulo de las anormalidades. Y desde aquí y hasta la total oscuridad que llamamos "debilidad mental" sólo hay el umbral de una puerta. Y si no pasa nada que conduzca de nuevo al individuo al uso de los núcleos de talentos de la moralidad, tanto en el campo físico como en el mental, el desarrollo de los talentos de la inmundicia domina de tal manera que el individuo pierde totalmente la facultad de ver, concebir y comprender la realidad normal y, de este modo, pierde al final totalmente el contacto con los demás seres vivos, se convierte en un peligro para la sociedad y está completamente desamparado ante su propia conducta y mantenimiento de la vida. Es un juguete de su propio vendaval mental. Es una teja arrancada de su lugar originario entre las otras tejas y se precipita ahora a gran velocidad y con gran energía por el espacio, atropellando mortalmente a toda vida que se interponga en su camino. Que la camisa de fuerza del hospital o una celda acolchada es provisionalmente el único puerto seguro o la única salvación para este ser indócil, insensato o totalmente carente de cordura es un hecho desde hace tiempo. Que un tratamiento amoroso del paciente, o en sumo grado apropiado, nacido de una comprensión altamente intelectual y absoluta de la situación es el factor más importante y de más rápido efecto para su curación es un hecho muy poco difundido. Pero la incansable investigación de la ciencia y el crecimiento de los hombres en moral y "conocimiento cósmico" va siendo poco a poco un viento en popa divino, imperturbable y seguro para el regreso del yo o hijo falso al Padre, para el regreso a la normalidad, el regreso a la vida.


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