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La prostitución masculina y sus efectos: degeneración sexual, desempleo crónico, embotamiento mental, estafa y falsedad, transformación de los seres en psicópatas, cosas que, a su vez, lleva al internamiento, la castración y el hospital   843. Que quienes se prostituyen (especialmente los hombres) también se dejen comprar por su propio sexo para un contacto sexual, que constituye una satisfacción de un hambre que ellos mismos no tienen en absoluto, sino que simplemente acceden a él para obtener una ganancia, es también el comienzo de una carrera mental que conduce a una cantidad inmensa de sufrimientos. Debilita poco a poco todo deseo de una ocupación natural, al mismo tiempo que socava el deseo sexual normal de la persona en cuestión y su satisfacción en la relación íntima con el sexo contrario. Estos prostitutos comienzan gradualmente a desear una satisfacción por medio de una relación íntima con su propio sexo. Y, por consiguiente, la prostitución sólo es a menudo un pretexto bajo el cual hacen creer que son "normales", pero simplemente acceden a "lo anormal" porque están "en paro". Por esto, no hay que creer demasiado en un relato de este tipo. La mayor parte de seres que se meten en episodios sexuales íntimos con su propio sexo ya son seres altamente degenerados sexualmente que no pueden encontrar la satisfacción total en su vida común con el sexo contrario. Al realizar una observación más detallada resulta que estos seres, en realidad, están precisamente "en paro" o carecen de recursos debido a su degeneración sexual. Como la vida común con el sexo contrario no tiene la atracción suficiente y no puede darles la completa satisfacción sexual, tales seres no tienen la fuerte necesidad del individuo "normal" que los estimule a contraer matrimonio y fundar un hogar. No tienen que trabajar como éste para alcanzar un ideal futuro, especialmente vivificante. Por esto vemos que a estos seres les falta en gran medida el deseo de trabajar. Y con esta falta se debilitan también sus disposiciones y talentos, a veces en cambio tan sobresalientes, y un destacado embotamiento llena su conciencia.
      Huelga decir que tales seres no pueden hacer nada satisfactorio en un empleo o puesto de trabajo. También se les despide muy fácilmente, lo que en realidad no les es inoportuno. Y con esto empieza a surgir la plantilla de seres desocupados que llamamos "desempleados crónicos". Y con la excusa de que no pueden encontrar trabajo se deslizan hacia diversas formas de mal vivir y estafar, cosa que la vida alrededor de los retretes públicos, mercados y plazas de las ciudades le muestra sin tapujos al investigador evolucionado. Mientras estos seres todavía son jóvenes y de buen ver se aferran a la prostitución. Esta prostitución también tiene, claro está, sus "clientes" adinerados. Pero cuando han alcanzado cierta edad y ya no pueden tener ninguna atracción erótica para estos "clientes", aparecen cada vez más con otras formas de estafa, tienen que vivir cada vez más estrechamente o mendigar a través de la vida, se convierten en vagabundos o pordioseros y terminan en los asilos, si anteriormente, a causa de una conducta demasiado deshonesta, ya no han ido a parar a la cárcel o se han hundido en la borrachera o toda suerte de inmundicias. ¿Qué aspecto creen ustedes que tienen estos seres en vidas futuras? ¿Creen que los núcleos de talentos y restante estado mental de estos individuos es algo de un modo especial apto como fundamento de una "conciencia cósmica"? ¿Creen que el espíritu santo es en grado especial la atmósfera de estos seres? No, este camino de divergencia sexual de lo presunto normal tampoco conduce directamente al cielo, sino que constituye, al contrario, en gran manera, la esfera de la que se reclutan los seres anormales que llamamos "psicópatas". La anormalidad de estos seres se manifiesta, precisamente, en las disposiciones e inclinaciones particulares que se desarrollan mediante excesiva ociosidad, vagabundeo, mediante una vida en la que se va tirando y estafando. A través de una o varias vidas en una esfera así, su relación con la verdad u honradez se ha malbaratado en gran medida. Con una existencia en que no se tiene en su interior deseo de matrimonio u otros valores importantes de la vida, que puedan fomentar o estimular un deseo natural de trabajar, y en la que por consiguiente se evita todo trabajo real, pero sin embargo se tiene que existir, se le presentan muchas exigencias a la facultad de la fantasía. No se puede estafar demasiado bien por medio de la verdad. Y entonces se inventan toda clase de historias para dar una impresión de autenticidad e impresionar a sus víctimas. Uno finge en tanto que posible ser "representante", "médico", "director" o algo parecido, o busca de otro modo darles a sus víctimas la impresión de que uno tiene esta o aquella posición social elevada, siempre y según que esta impresión sea beneficiosa o útil en las situaciones en cuestión en que se quiere dar un golpe. Y lo que es peligroso es esta identificación cotidiana con un mundo de pensamientos irreal. Se desarrollan enormes núcleos de talentos en este campo especial, es más, se desarrollan tanto que el ser al final ya no tiene control absoluto sobre la fantasía y la realidad, sobre todo no tiene control de su memoria. El pasado de un ser así es para él mismo un enmarañamiento tan grande de fantasía y realidad que finalmente le es imposible aclarar qué es que. No es ninguna maravilla que los relatos sobre su propia existencia sean extraños. Y que lleve consigo dichos núcleos de talentos a la próxima vida, en la que todavía florecen más, no hace el asunto más prometedor. El ser no sólo cuenta historias de fantasía a favor de las situaciones en que quiere dar un golpe, sino que también cuenta historias en situaciones en que no era en absoluto necesario. Desea impresionar a quienes le rodean, y sus relatos sobre sí mismo se han convertido en fanfarronadas sin sentido sobre proyectos fantásticos, se figura que es el héroe y el promotor primordial de ellos. Que un ser que vive así en un mundo irreal en vez de en el verdadero, y con una actitud sexual que tampoco está bajo un desarrollo y un control experto y, que por consiguiente, puede manifestarse en forma de diversos fenómenos desafortunados y peligrosos, no pueda entrar en contacto con el mundo real se da, naturalmente, por descontado. Se dirige a marchas forzadas a la pérdida de libertad, a ser internado, a la castración y al hospital o a otras medidas con las que la sociedad intenta remediar una calamidad así. En verdad, es peligroso convertir su vida sexual en un negocio y la mentira en su ideal.


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