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| Las prostitutas. La rufianería y sus efectos | 842. Tampoco es normal que los hombres y mujeres de la prostitución se vuelvan atrás, dejen esta nueva esfera suya y encuentren alegría siendo cónyuges fieles. No, estos seres ya no pueden buscar la felicidad aquí. Y como tampoco pueden buscar la felicidad en su nueva esfera, tienen que ir a la caza de ella en otras esferas sexuales y buscar placer por medio de otros métodos sexuales. La excitación del sistema de nervios sexuales, que anteriormente les daba una satisfacción sexual natural, ahora, debido a la desmesurada excitación diaria a que ha sido sometido, ya no es suficiente. Son necesarios métodos de excitación nuevos y cada vez más drásticos. Pero como no pueden buscar estos métodos en sus "clientes", que sólo buscan la satisfacción normal y natural, tienen que buscarlos por otros caminos. En relación con esto se piensa aquí particularmente en las prostitutas, que por consiguiente tienen que "comprarse", a su vez, la excitación especialmente drástica o brutal necesaria para que su satisfacción sexual pueda tener lugar. Y aquí nos encontramos con un nuevo e inquietante tipo de prostitución. Como en primer lugar son especialmente las mujeres prostituidas las que son "clientas" de la nueva clase de prostitución que, sobre todo, está formada por hombres. A estos hombres se los conoce en la vida cotidiana con la denominación de "rufianes", del mismo modo que su prostitución es conocida con la expresión "rufianería". Que los que ejercitan la rufianería no son seres tiernos y delicados se da naturalmente por entendido. Como lo que las mujeres en cuestión necesitan para poder conseguir satisfacción sexual es, precisamente, brutalidad y dureza, es evidente que sólo pueden usar hombres en los que estas características son una disposición natural. Estas mujeres se vinculan, por consiguiente, en mayor o menor grado a hombres de este tipo y obtienen, por medio de su brutalidad y manera de ser ruda, la intensificada excitación nerviosa necesaria para que puedan experimentar placer sexual. A cambio una mujer así tiene que darle al "rufián" una parte muy grande de los ingresos que le han proporcionado sus "clientes". Como vemos, no es sólo como simple "protector" contra "clientes" difíciles o estafadores que la mujer prostituida se ha vinculado al "rufián". Éste también es para ella un "camarada sexual" directamente necesario. Que asociados así puedan en muchos casos sencillamente acometer y robar o hacerles un chantaje a sus "clientes" es otro asunto. Lo que soporta esta vinculación mutua de estos dos seres es su propia e íntima "comunidad sexual" y la consiguiente explotación económica de la mujer por "el rufián". Que una "comunidad sexual" así aleja a los dos seres cada vez más de todo lo que es natural en la vida sexual, se da por descontado. Se necesita una excitación cada vez más fuerte para que el placer pueda tener lugar. Y "el rufián" poco a poco introduce esta ejercitación de brutalidad en su propia naturaleza sexual y, con ello, desarrolla cada vez más tendencias que finalmente crean al "asesino sádico", mientras que la mujer, a su manera, se acostumbra a ser un camarada de la misma talla para este estadio. Su satisfacción sexual sólo puede finalmente tener lugar por medio de la excitación, angustia y tensión que pueden causar las altamente peligrosas ejercitaciones de violencia y maltrato de su organismo por parte de su pareja sexual. No puede evitarse que ambos por su camino, alejándose del "Paraíso Terrenal", tengan que pasar diversas terribles estaciones demoledoras de la conciencia en esta anormal esfera sexual suya. Que en vidas futuras tendrán disposiciones extrañas y deformadas, que los llevarán alternativamente a cárceles y hospitales psiquiátricos, si no están ya como niños encarcelados en una institución de débiles mentales, son fenómenos que al investigador evolucionado, cuya perspectiva se extiende a varias encarnaciones, se le muestran como algo natural. Que esta vida sexual no lleva directamente a "la conciencia cósmica" debería ser también fácil de comprender para todo investigador. |
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