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Contraer matrimonio para evitar o camuflar el estado bipolar va contra todas las leyes de la naturaleza y es un delito contra la otra parte del matrimonio. Seres bipolares modelo. "El fuego supremo" o una esfera sexual que une al individuo con la Divinidad y lo cubre con "el espíritu santo" o le da "conciencia cósmica"   840. Pero la degeneración sigue avanzando con gran rapidez. Adán y Eva se alejan cada vez más del "Paraíso Terrenal". El disfrute del "árbol de la ciencia del bien y del mal" se hace cada vez mayor, es más, es tan grande que comienza a aventajar el originario disfrute permitido de los frutos del jardín: "El matrimonio normal y lo que forma parte de él". Este disfrute normal, permitido, que antes era la condición absoluta para que el ser experimentara la felicidad normal de la vida, no tiene ahora ninguna atracción en absoluto para una gran cantidad de hombres y mujeres, es más, si estos seres en cuestión se entregasen al poder del matrimonio, esto sería una pura desgracia. Estos seres tampoco se casan, con excepción de los pocos que creen que por medio del matrimonio pueden ser "salvados" de su "extraño" estado, que hasta ahora ha sido, por regla general, calificado de "anormal" por la primitiva o ignorante mayoría. Sí, incluso hay quienes directamente tratan de ocultar o camuflar su estado en forma de un matrimonio. Pero tales fenómenos están, naturalmente, en conflicto total con las leyes de la vida, y esto es una desgracia para el propio ser, además de ser un engaño o un delito contra la otra parte del matrimonio. Aquí, naturalmente, no se incluye a los seres cuyo estado soltero sólo se debe a impotencia o a un defecto orgánico puramente exterior que totalmente o en parte imposibilita el acto sexual matrimonial normal, pero cuyo resto de conciencia, por lo demás, se basa de un modo normal en el deseo del sexo contrario.
      Aquí vemos, por consiguiente, que en las sociedades existen muchos seres, tanto hombres como mujeres, que no se casan. ¿Cómo piensan y actúan hoy en día estos seres? ¿Qué estimula y anima a estos seres solteros a vivir la vida? Sí, en el mejor de los casos vemos que estos seres se consagran a alguna misión, a veces aparecen como grandes genios o siendo, de alguna manera, la fuerza impulsora exterior de proyectos de utilidad pública. Su manera de actuar y su conducta privada son, generalmente, ejemplares, aparte de la "rareza" de que no se casan. Su vida y su satisfacción puramente sexual es, por norma general, algo que constituye su más íntimo secreto y es un mundo absolutamente cerrado para todos los seres ajenos al asunto. No son, así pues, en ningún aspecto, una vergüenza para la clase particular de que forman parte. En esta clase se encuentran los hombres y las mujeres absolutamente más delicados, sublimes y altamente cultivados de la Tierra. Que la vida sexual íntima de estos seres también necesita una satisfacción física, aunque este proceso tenga sobre todo lugar mentalmente, es un hecho, dado que, precisamente, todavía se encuentran en un "organismo masculino" o "femenino", aunque desde un punto de vista puramente mental no son seres masculinos ni femeninos, sino que en cambio son casi igual de conscientes de ambos polos, tanto del contrario como del que su organismo representa.
      Como un organismo masculino o femenino así, por regla general no puede existir sin estar dotado de órganos sexuales con las correspondientes glándulas y secreciones que exigen satisfacción, esta satisfacción tiene que tener lugar. En caso contrario surgirá una tensión antinatural en las funciones mentales, un hambre sexual que sin demasiado tardar producirá en el individuo un desequilibrio mental. Naturalmente, no podemos entrar en detalles aquí, donde el tema sólo aparece como un análisis secundario del apartado "sustancias de la vida", sino simplemente remarcar que las extraordinarias aptitudes, la clara inteligencia y el modo lógico de pensar de estos seres, su inmensa energía y capacidad de trabajo, su alto intelectualismo y estado mental en equilibrio absoluto son una estupenda garantía de que estos seres de ninguna manera son individuos exaltados sexualmente cuyos pensamientos están atados a eternas especulaciones sobre una ardiente hambre sexual en su interior, lo cual tendría lugar si esta hambre no fuera satisfecha. Que no se satisface con un acto sexual con un ser de sexo contrario, es algo evidente. Como son, claro está, seres bipolares, no tienen en absoluto el hambre que se siente como deseo del sexo contrario. Y un hambre que no tienen o no sienten no puede exigir satisfacción o ser saciada. La alta cultura y la sublime vida afectiva de estos seres es una garantía absoluta de que, a pesar de esto, la satisfacción de su sexualidad no es ningún tipo de delincuencia ni de otra manera una molestia o un estorbo para otros seres. La satisfacción sexual, tanto física como mental, de estos seres sólo puede, por consiguiente, tener lugar al cien por cien en contacto con las verdaderas leyes del amor que condicionan que dicha satisfacción pueda tener lugar allí donde se puede efectuar sin ningún tipo de dolor, lágrimas o sufrimiento consiguiente para ningún otro ser. Estos seres mantienen su vida sexual dentro de unos límites cuya satisfacción sólo puede ser en sí misma una bendición al cien por cien. Por bendición al cien por cien hay que comprender aquí un fenómeno que da a su origen la sensación de una extraordinaria libertad y del consiguiente equilibrio mental, una destacada alegría ante la vida y deseos de consagrarse exclusivamente a producir energía para servir ideales y objetivos altruistas. Una satisfacción sexual que con una perfección tal da a sus partes la facultad de vivir una libertad así sin límites, basándose en el principio "mejor dar que recibir", sólo puede ser una bendición para el entorno de ambas partes. Y, con ello, la satisfacción sexual se muestra aquí como el verdadero "fuego supremo", es decir, como la fuente suprema de calor que soporta y se encuentra tras todo despliegue mental y, por lo tanto, tras todo despliegue físico. Por calor mental hay que entender aquí "simpatía". Una satisfacción sexual es, así pues, lo mismo que la culminación de la simpatía. Y allí donde esta satisfacción se traduce en los citados resultados totalmente altruistas y perfectos para sus partes, dicha satisfacción convierte la vida y, con ello, el universo en "amor". Y en este resplandor centelleante del mismísimo amor, el ser "ve a Dios" y se convierte en "uno con el Padre", y con ello se redescubre a sí mismo como siendo "el camino, la verdad y la vida". Este estado se designa en las religiones como "iniciación", "ser cubierto por el espíritu santo" y cosas parecidas, y aquí, en "Livets Bog", se expresa como "el gran nacimiento" con el despliegue de "conciencia cósmica".


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