Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(639-1052) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

La aparición del hombre terreno como "ser especialmente masculino" y "ser especialmente femenino" está degenerando a favor de la creación de hambre de cosas que están muy lejos del hambre de poseer a algún ser que sea acentuadamente del sexo opuesto   832. Ahora algunos lectores seguramente harán objeciones y acentuarán que la precedente indicación de las cualidades masculinas y femeninas no puede ser totalmente correcta, dado que en la vida cotidiana se tienen innumerables experiencias de que seres del mismo sexo pueden tenerse un gran afecto. Además se ve que muchas mujeres pueden poseer grandes facultades masculinas, administrar empresas muy grandes, tener muchos seres sometidos a su voluntad y admirar en mayor grado a su propio sexo que al contrario. Del mismo modo se ve a muchos hombres que no desean independencia y poder y que no tienen una voluntad decididamente firme, sino que están directamente contentos de estar subordinados a otro hombre o a otros hombres y, al igual que la mujer masculina citada, admiran o adoran a los representantes de su propio sexo. Y aquí la respuesta tiene que ser que esto es totalmente cierto pero no desmiente de ninguna manera que las sustancias de la vida, como hemos indicado anteriormente, formen parte de la naturaleza "masculina" y "femenina", y que, al contrario es una prueba infalible de que estas naturalezas ya no siguen estando en tan alto grado ubicadas en hombres y mujeres respectivamente como en anteriores etapas evolutivas. La aparición de los hombres y las mujeres respectivamente como seres especiales con respecto a la "masculinidad" y la "feminidad" está, por consiguiente, degenerando o disminuyendo. Es más, esta degeneración está incluso tan avanzada o evolucionada que en la humanidad terrena actual ya no hay "seres masculinos" al cien por cien, ni "seres femeninos" al cien por cien. Tales seres hace mucho tiempo que han desaparecido. Un estado así de los seres sólo puede considerarse como historia para la humanidad terrena, sólo es, en realidad, un relato de su estado primitivo. Pero, ¿no es precisamente esta formación menguante de seres especialmente "masculinos" y seres especialmente "femeninos" la que da lugar al despliegue mental sumamente particular que hoy caracteriza la conducta de la humanidad terrena en el planeta? Esta conducta, ¿no significa acaso que "el ser especialmente masculino y "el ser especialmente femenino" se están desdibujando de modo creciente? ¿Dónde está el hombre moderno, en su madurez, que exclusivamente es un "animal macho", una especie de toro, caballo o cerdo macho, que en este caso quiere decir: un ser cuya única esfera de interés es poseer a seres de sexo contrario? ¿Y dónde está la mujer moderna, en su madurez, que sólo puede tener exclusivamente la misma esfera de interés y así, de este modo, sólo es un "animal hembra", una vaca, una yegua o una cerda paridera? Claro, no es para decir nada peyorativo sobre la esfera de interés que se desencadena como el deseo de poseer a individuos de sexo opuesto, al contrario, esta esfera de interés es como principio sumamente divina y, por el momento, es la condición para la subsistencia de la especie. Si hemos usado comparaciones tan drásticas es para por medio de ellas poder mostrar mejor que el hombre moderno ahora, en realidad, ya se encuentra muy por encima de la mentalidad que exclusivamente es del "animal". ¿Qué es lo que crea el gran artista y la gran artista o todo lo que en los seres desemboca en el despliegue genial, lo que hace que el ser aparezca como un genio? ¿Y qué es lo que en todos los otros hombres terrenos crea la necesidad de convertirse en lo mismo? ¿Creen acaso que es especialmente la parte de la vida en la que exclusivamente se encuentra satisfacción en engendrar hijos? Este "algo", que el hombre, así pues, posee frente al animal, ¿no es precisamente la esfera de interés fuera del campo matrimonial, que condiciona su conducta como hombre terreno? Esta esfera de interés, ¿no expresa acaso un nuevo tipo de deseo, un deseo que es necesario decir que forma parte de una forma muy distinta de hambre a la que se manifiesta en el deseo del ser "unipolar" de poseer a un ser de sexo contrario? ¿Quién no admira las grandes producciones o creaciones artísticas? ¿Quién no admira al origen de tales creaciones? ¿Y no hay acaso, de esta manera, otro gran número de fenómenos que despiertan en gran manera la admiración del hombre terreno sin expresar o representar de ningún modo en absoluto la adoración de un sexo contrario por parte de este ser?


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.