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"La vuelta" que el yo da al "movimiento" constituye el análisis más profundo del principio "sexualidad". "La concepción", "el embarazo" y "el nacimiento" sólo son estadios de "la vuelta" del "movimiento" llevada a cabo por el yo   825. No hay, sin embargo, que creer que esta "vuelta" del "movimiento" o energía llevada a cabo por el yo es exactamente lo mismo que el movimiento de vuelta de una pelota de goma desde una pared o un muro contra los que se ha tirado. El yo no es un muro "muerto", y el paso del "movimiento" hacia él y de regreso no es en absoluto tan directo y sencillo como el movimiento de la pelota de goma hacia el muro y el movimiento de vuelta desde éste. Este giro desencadena una "concepción". El caso es que aquí nos encontramos en el más profundo análisis del principio "sexualidad" que, por su parte, es el fundamento de todo lo que se agrupa con el concepto "reproducción" y que, a su vez, condiciona de manera absoluta la subsistencia de las especies o existencia de las cosas. En "la vuelta" de un "movimiento" o energía, que lleva a cabo el yo, experimentamos tanto una "concepción" como un "embarazo" y un consiguiente "nacimiento". Al atraer y recibir nuestro yo una "clase de movimiento" experimentamos una "concepción". En "la vuelta" especial de esta "clase de movimiento", es decir, en el desarrollo y la transformación al ser poseída por el yo, experimentamos un "embarazo". Y por medio de la liberación o regreso desde el yo de esta "clase de movimiento" transformada experimentamos un "nacimiento". "La clase de movimiento" que el yo atrae por medio de su deseo primario constituye, por consiguiente, el "semen" o "líquido seminal" que al reunirse en el dominio del yo se transforma en un "embrión". Cuando el giro del "movimiento" está consumado, es decir, cuando ha sido totalmente influido por el yo y de nuevo abandona su dominio, "el embrión", "el feto" se ha convertido en un "niño" y "nace". Este "niño" puede, por su parte, seguir viviendo, convertirse en nuevo semen que deja embarazados a otros yo, después de lo cual surgen nuevos "embriones", nuevos "fetos", que se convierten en "niños" que, a su vez, siguen viviendo como nuevos factores que participan en la eterna fecundación y reproducción que llamamos "vida"


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