Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(639-1052) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

La combinación de materias que llamamos "seres vivos", "hombres" o "animales", sólo es un envoltorio por medio del cual se oculta "el algo que dirige la voluntad" o "X1". Por qué el hombre terreno supone que estas combinaciones son las que forman el origen definitivo   818. Que el origen que dirige la voluntad sea un "hombre" o un "animal" no explica el análisis verdadero de este origen. Porque un "hombre" o un "animal" sólo son, en sí mismos, la reacción más importante de una combinación de materias, sólo son una combinación de clases de movimiento y en sí mismo sólo son, por consiguiente, movimiento o materia. Pero el origen que dirige la voluntad no puede ser de ninguna manera movimiento o materia. Todavía no se ha visto nunca que la velocidad de un tren pueda pensar, o que un movimiento experimente movimiento. Que la materia pueda mostrarse con las combinaciones que llamamos "seres vivos", se debe exclusivamente al "origen que dirige la voluntad" que se halla oculto en estas combinaciones, al "algo que es" o "X1". Estas combinaciones de materia que constituyen el ser vivo ocultan, por consiguiente, dicha "X". Son su envoltorio. Que el ser tome estos envoltorios por el origen definitivo se debe solamente, claro está, a que aquí no ve de una manera nítida. Todavía no ve claramente que sólo son un conjunto de clases de movimiento que representan un plan y, de este modo, sólo manifiestan "algo dirigido", "algo llevado por una voluntad", "algo dominado por algo", "algo creado", pero no "el creador". Cuando se trata de la construcción de un edificio, el ser ve claro que éste no puede crearse sin constructor, porque ver esto se encuentra directamente en la culminación de la capacidad sensorial del ser. Ve claro ambos fenómenos, "el creador" y "lo creado". En este caso los dos constituyen materia, los dos son accesibles a la percepción física. Y, como ya hemos dicho, esta percepción da lugar a un cierto resultado cósmico, ya que el ser en este caso puede reconocer que "lo creado" no puede tener lugar sin un "creador". Pero tan pronto como se trata del ser vivo en sí, entonces, como ya hemos dicho, no puede ver que éste por sí mismo también constituye un "creador" y "lo creado". Aquí sólo puede percibir la materia, mientras que "el Creador", que aquí sólo existe como "el algo" sin nombre o "la X" oculta, está totalmente fuera del foco de su facultad de percepción. Por consiguiente cree que la materia constituye el verdadero análisis de la totalidad del ser vivo. Su conocimiento se ha convertido, con ello, de nuevo en "relativo".


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.