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Por qué el yo existe como un "punto fijo" absoluto y lo que su existencia significa   813. Tras haber constatado que nuestra experimentación de la vida sólo puede existir como una percepción de "yo" y "esto", y que "el yo" constituye "lo que experimenta", mientras "esto" constituye "lo que se experimenta", hemos adquirido, de este modo, conocimiento del fundamento mismo en el que se apoyan todas "las sustancias de la vida" y sin el cual serían algo imposible. Como el yo constituye "lo que experimenta", tiene necesariamente que estar separado de "lo que se experimenta". Para que algo se pueda experimentar, tiene que desencadenarse en una reacción, es decir, tiene que desencadenarse en el contacto entre dos energías. Toda experimentación o forma de percepción tiene, por consiguiente, que ser energía o movimiento. Pero como el yo constituye "lo que experimenta", no puede ser en sí mismo idéntico a reacción, energía o movimiento. Y entonces no es tan extraño que siempre se presente en la percepción de la vida como un "punto ciego", que sea una "X". Precisamente es su inmaterialidad lo que se convierte para el investigador en una de las mayores pruebas de su existencia eterna como "el punto fijo", desde el que podemos percibir, clasificar y separar todo lo perceptible, es decir, todas "las sustancias de la vida". Sin la admisión de este "punto fijo" no podría existir ningún "análisis cósmico". Todos los conceptos que se crean en la conciencia, todos los reconocimientos de vida, tendrían que ser relativos, es decir, tendrían que limitarse a ser una simple constatación de las reacciones de los movimientos con respecto a otros movimientos, constatación que es lo mismo que el conocimiento que hoy conocemos en forma de resultados de pesos y medidas o de la ciencia material.


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