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Si el yo no se percibiera como un "punto ciego"   807. Que no pueda percibirse con los sentidos, que precisamente aparezca como un "punto ciego" es, como quien dice, una de las mayores pruebas de su elevada existencia como lo eterno por encima de los sentidos y, por consiguiente, por encima del "algo" que domina sobre la misma vida en cada ser vivo. Si no se experimentara, precisamente, como un "punto ciego", no habría ninguna diferencia entre lo perceptible o material y lo no perceptible o inmaterial, es decir, entre "lo creado" y "el Creador". Si "el Creador" también pudiera percibirse totalmente, tendría que ser materia, tendría que ser simplemente combinaciones de movimientos, y no habría ninguna diferencia entre "yo" y "esto". Pero con ello todo lo que conocemos como relación de contraste tampoco existiría, porque la diferencia entre "yo" y "esto" o entre "el creador" y "lo creado" es la causa más profunda o absolutamente primera de todos los contrastes. No hay ningún contraste que no se base en "yo" y "esto". Imaginémonos, por ejemplo, los dos contrastes "negro" y "blanco". ¿Qué es "negro" y qué es "blanco"? Cada una de estas expresiones, ¿no, designa, precisamente, su forma especial de "esto"? Al designar a la una como "negra" y a la otra como "blanca" acentuamos, claro está, dos relaciones especiales en las que este "esto" puede encontrarse con respecto al yo. Pero si el yo no existiera, tampoco podría existir ninguna relación especial entre este "esto" y "el yo" y, por consiguiente, tampoco podría existir ningún contraste. Exactamente lo mismo se hará valer para cualquier otra forma de contraste que indiquemos. Todas y cada una de ellas sólo pueden existir, sin ninguna excepción, como una especial relación entre "yo" y "esto".


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