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Por qué el hombre terreno desde un estadio determinado, y según la explicación de sus semejantes reconocidos oficialmente, sólo se percibe a sí mismo como vivo, pero percibe "la naturaleza" como una combinación de materias muertas   804. Pero si los principales y más sabios representantes de "los seres vivos", que están reconocidos oficialmente, no pueden llegar a una perfección parecida en talento o conocimiento genial como el que "la naturaleza" o las presuntas "materias muertas" nos revelan como un hecho inalterable, tiene, claro está, que ser una gran ventaja formar parte de "las cosas muertas". ¿Qué significa ser una "cosa muerta" cuando en este estado se puede manifestar un intelectualismo y una fuerza creadora mucho más grande que si se fuese una "cosa viva"? ¿No creen que tenga que ser el concepto de vida y muerte de los seres lo que es deficiente? ¿Por qué dicen de cosas, que muestran mayor talento y capacidad intelectual que las que ellos mismos representan, que son "cosas muertas"? Tiene que haber algo que origina la diferencia entre las cosas que los seres se sienten obligados a indicar con "vida" y "muerte". ¿Qué es lo que los seres ven en ellos mismos y en los seres que los rodean, pero que no ven en la naturaleza, y debido a ello la consideran de alguna manera como una "cosa muerta"? Esta concepción, ¿no se deberá precisamente a la circunstancia de que "el mundo interior" de la naturaleza todavía se encuentra fuera del alcance de su capacidad de percepción? Están familiarizados con el hecho de que ellos mismos tienen un "mundo interior" de este tipo, y de que los seres que perciben como tales tienen así mismo que tener uno, ya que esto se manifiesta en campos que pueden más o menos abarcar con sus sentidos físicos. Pero la naturaleza es, claro está, la manifestación de un organismo tan grande que se extiende mucho más allá del horizonte que pueden percibir con sus sentidos físicos. Por esto no pueden abarcarlo. No pueden ver extremidades ni órganos. "Es más, no pueden, en resumidas cuentas, verlo como un "organismo" de un ser y, por consiguiente, tampoco pueden reconocer ningún yo tras esta masa de materia. Por lo tanto, no pueden calificar a la naturaleza de "ser vivo". Aquí comprendemos fácilmente la enorme diferencia que tiene que haber entre el modo corriente, basado únicamente en los sentidos físicos, con que el hombre terreno ve la naturaleza, y el modo con que se ve a sí mismo y a los seres comúnmente conocidos por él. Puede abarcar totalmente la vida de los seres que lo rodean y observar su correspondencia con su medio, pero la naturaleza es, al contrario, de unas dimensiones tales que sólo puede ver una parte tan pequeña de las funciones de este organismo tan inmenso, que se convierte simplemente en una masa de materia colectiva, que bien es verdad que, en el mejor de los casos, tiene que admitirla o reconocerla como expresión de "movimiento", pero que este "movimiento" sea por sí mismo idéntico a "vida" es algo que sólo se reconoce en un estadio intelectual incipiente. El hombre terreno, mientras no haya alcanzado dicho estadio intelectual incipiente, se ve en la necesidad de considerar como imposible que tendría que haber la conciencia de un yo tras esta "vida", y que la naturaleza representa, de este modo, un "mundo interior", igual que el de él mismo y el de los seres del entorno. En esta situación no puede sustraerse al hecho de que lo único que lo inspira sea el punto de vista indicado que considera la naturaleza como una masa de materia no consciente. Un ser así ve que él mismo y sus semejantes tienen un "mundo interior", desde el que pueden dirigir su conducta en "el mundo exterior", y considera, por consiguiente, que él mismo y sus semejantes son los únicos seres vivos del universo. Pero cuando está frente a todos los seres que se encuentran en otro ciclo de espiral y, por consiguiente, aparecen con dimensiones que son o demasiado microcósmicas, o demasiado macrocósmicas para que pueda ver otra cosa que su materia y su movimiento, y encima ve tan poco de estos dos factores que no puede descubrir ninguna manifestación de un "mundo interior" del que los fenómenos exteriores son un reflejo o desde el que son dirigidos, su manera de concebir a estos micro y macroseres no puede ser un reconocimiento de ellos como "seres vivos". Esta manera de concebirlos sólo se podrá traducir, por consiguiente, en la idea tradicional sobre "materias muertas", que precisamente todavía es tan dominante en relación con la manera que tiene el hombre terreno de concebir todo lo que se encuentra fuera de su propio dominio y del de los semejantes que reconoce como tales, y que expresa con el banal concepto "naturaleza".
      La diferencia que hay entre los seres vivos y la naturaleza es el reconocimiento de que los seres vivos tienen conciencia o "espíritu", mientras que a la naturaleza se le niega totalmente este fenómeno divino.


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