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Lo que expresan "el yo", "los dioses" y "los espíritus" no es un producto de ingeniosidad poética o intelectual, sino que es un signo con el que se ha indicado tanto la existencia del "ente" propio como la de otros seres   797. El hecho de que el ser tenga un "yo", y de que así mismo tenga que haber un "algo" que dirige la voluntad tras los seres de su entorno y tras los fenómenos de la propia naturaleza, no es en sí mismo un fenómeno inventado por los hombres a través de una especulación, simplemente surgido de su fantasía o facultades poéticas, sino que aparece como una verdadera realidad tan profundamente enraizada en la existencia y la vida cotidiana de los seres vivos, que éstos finalmente no han podido evitar tener que encontrar una expresión para ella, aún mucho antes de que pudieran analizarla o comprenderla de una manera puramente intelectual. Es más, incluso antes de que, en resumidas cuentas, tuvieran talento poético, tuvieron que encontrar algo para expresar dicha realidad. Si no existiera en absoluto, no habría nada para expresar. Y los hombres nunca, en ninguna circunstancia, habrían necesitado expresiones como "yo", "Divinidad", "dioses" o "espíritus", las tres últimas de las cuales sólo son denominaciones para el "yo" tras la naturaleza. Pero es un hecho que los hombres han tenido que encontrar expresiones para esta realidad tan pronto como, a lo largo de su historia, han tenido conciencia diurna humana terrena y, como ya hemos dicho, todavía antes de que sus talentos poéticos e intelectuales se hubieran desplegado. Los conceptos "yo", "Dios", "dioses" y "espíritus" surgieron, así, exclusivamente como un signo práctico, absolutamente necesario en el ámbito lingüístico, por medio del cual se podían señalar los centros directores de la voluntad que aparecían en la sensación de la vida, pero que eran imperceptibles y se encontraban separados de todo lo perceptible por los sentidos. Dicho de otra manera, como signo por medio del cual uno podía acentuar, para consigo mismo y para su entorno, su propio "ente" o su propia individualidad y las individualidades que se revelaban a nuestros sentidos en forma de semejantes, y la individualidad que se revelaba en forma de la naturaleza.


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