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Puede decirse que la manera en que percibimos la vida tiene una "parte interior no consciente" y una "parte exterior consciente". La negación por parte del materialista de la existencia del yo, y un conocimiento que expresa la existencia de "algo" en "la parte no consciente" de la percepción de las experimentaciones de la vida   795. Es un hecho para nosotros que tanto este "algo" "inmaterial" como "los movimientos" existen. Pero como sólo "los movimientos" son accesibles para la percepción, el conjunto de nuestra experimentación de la vida tiene, necesariamente, que ser la sensación de "algo exterior" que percibimos, tal como nuestro organismo y su entorno, y luego "algo interior" que no podemos percibir, pero cuya presencia, total o en parte no conscientes, señalamos con el concepto "yo" o "ente" del ser vivo. Puede decirse que la manera en que percibimos la vida tiene una "parte interior no consciente" y una "parte exterior consciente". Como la sensación de la vida se manifiesta precisamente de esta manera, no es tan extraño que el hombre, en la culminación de su estadio materialista, es decir, del estadio en el que cree que los resultados en pesos y medidas son los únicos análisis absolutos de la vida, crea que todo lo que generalmente se pretexta que existe además de eso es pura fantasía o superstición. Pero por medio de nuestra investigación aquí, en "Livets Bog", hemos visto ahora que un punto de vista así a la larga es insostenible, ya que es superstición o fantasía en un grado mucho mayor que la opinión que reconoce la presencia de un "algo" en la parte no consciente de la sensación de la experimentación de la vida, y por consiguiente está menos de acuerdo con la realidad. Que este último conocimiento se exprese con conceptos equivocados como "espíritu", "espíritus", "divinidades" y cosas parecidas no modifica el principio, sino que demuestra, al contrario, que el ser por medio de esta expresión busca acentuar su sensación innata e instintiva de la existencia de su propio "ente" supremo en la parte desconocida de su propio interior. Siente de una manera real su propio "ente" como algo que está separado de las manifestaciones puramente exteriores y transitorias, tal como su organismo y otras cosas materiales. Cree, por consiguiente, en la existencia eterna o inmortalidad de su propio "ente", cree en formas de existencia más allá de la vida actual, etc.


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