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Como todo en la zona "X3" es movimiento, debemos regresar a la zona de "X2" para encontrar el primer origen del movimiento y, con ello, la frontera entre la vida y el señor de la vida   786. Todo dentro de "X3" es, así pues, "movimiento", totalmente independiente de que constituya para los sentidos lo que comúnmente expresamos con esta denominación, o constituya sustancias que llamamos sólidas, líquidas o gaseosas, o bien constituya realidades que llamamos fenómenos anímicos o materias de pensamiento. La frontera entre "la vida" en sí y "el señor de la vida" no puede, por consiguiente y tal como hemos visto aquí, existir en la zona que es el dominio de "X3". Y como "X1" también se encuentra fuera del "movimiento", para llegar a su origen debemos, por lo tanto, volver a "X2". Aquí, en la zona entre "X1" y "X3", en el dominio de "X2" tenemos, así pues, el origen de la fuente de la vida misma. Aquí encontramos el primer débil indicio de "movimiento", que como una pequeña fuente sola y débil brota parloteando del seno de la Tierra, se convierte en un pequeño riachuelo para, más tarde, unirse a otros riachuelos y así, finalmente, convertirse en uno con el gran océano de la conciencia o "X3". "El seno de la Tierra" es, en este caso, "X2". "El agua" de "la fuente" es "el movimiento". Y éste, por su parte, es en este estadio lo mismo que "el deseo primario".
      Pero cuando, de este modo, hay "movimiento" en la zona "X2", ésta ¿no será lo mismo que "X3" allí donde tiene lugar "el movimiento"? No, no es exactamente lo mismo. Porque "el movimiento" está en contacto con "algo" que no es "movimiento", contacto que está absolutamente descartado en "X3". Aquí "el movimiento" sólo puede colindar con otras formas de "movimiento". Bien es verdad que a estas otras formas de "movimiento" las llamamos tanto "sustancia" como "materia", tanto cosas "vivas" como "sin vida", pero esto no cambia el hecho de que todas sin excepción constituyen "movimiento". Por consiguiente aquí se ve que "el movimiento" puede prolongarse en una zona en la que no colinda con ninguna otra forma de "movimiento". Una zona así difiere, de este modo, totalmente de la zona que constituye lo que es directamente accesible a la percepción, y donde todo sólo puede exclusivamente existir como idéntico a "movimiento".


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