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La colaboración entre las tres "X" constituye lo que es accesible a la percepción o lo que constituye la conciencia o la vida. El yo como "el punto fijo" del ser vivo   779. Tras esta pequeña explicación de lo que deseo expresar con la denominación "sustancias de la vida", vamos a regresar de nuevo a nuestra exposición del análisis de la conciencia. Llegamos a "la sustancia de la vida n.º 5" que, a su vez, es lo mismo que lo que acostumbramos a llamar "materia" o "sustancia". Antes de continuar vamos a ver más detalladamente las "sustancias" aquí mencionadas. Como los lectores saben por análisis anteriores aquí, en "Livets Bog", y en los que así mismo se profundizará de manera más amplia por medio de futuros símbolos en el mismo libro, hechos a tal efecto, el ser vivo constituye un principio trino formado por "X1", "X2" y "X3". Ya estamos de acuerdo en que estos tres principios, cada cual según su naturaleza propia, sólo constituyen el análisis "algo que es" que, por consiguiente, quiere decir que todos se convierten en idénticos a "X1", y como tal están totalmente por encima de toda forma de percepción. El que no obstante podamos conocer la existencia de estos principios, se debe a una colaboración entre los tres principios mencionados que es accesible a la percepción que, a su vez, es lo mismo que experimentación o lo que llamamos "vida".
      Ya conocemos un poco sobre la relación de estas tres "X" con "la vida", ya que a través de los análisis anteriores hemos visto que "X1" constituye el yo del ser vivo, "X2" constituye la facultad creadora de este yo, mientras "X3" es el resultado de esta facultad creadora y se convierte en la manifestación exterior del yo. Esta manifestación exterior es lo que llamamos "un ser vivo". Lo visible del ser vivo no es, por consiguiente, el yo en sí. Éste está por sí mismo totalmente por encima de la manifestación visible, dado que precede a esta manifestación. Ésta sólo puede existir, claro está, como algo que el yo produce. De esta manifestación visible como algo producido podemos conocer la facultad creadora que, a su vez, se revela como una propiedad subordinada, controlada y dirigida por algo invisible o inaccesible a la percepción. Y reconociendo que creación, manifestación y perceptibilidad son propiedades subordinadas, que sólo pueden existir en conexión con un centro superior, dirigente, éste centro se convierte en una realidad. Esta realidad es, por lo tanto, "el punto fijo" absoluto alrededor del cual la parte restante del ser vivo "se mueve" o "vibra" y se manifiesta como lo que nosotros, conscientes o no, expresamos en la vida cotidiana con la denominación "yo". Este yo constituye, por consiguiente, la parte eternamente inalterable del ser vivo. Es la quietud eterna o "el punto fijo" eterno a partir del cual puede medirse "el movimiento" o "vibración" de este ser.


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