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Figura n.º 12 de la estrella – "Todo es muy bueno"   762. Dado que los estadios ignorantes o primitivos son precisamente detalles técnicos necesarios, sin los cuales la creación de contrastes, que condicionan la experimentación de los estados conscientes, sería imposible, estos estadios, junto con todos los demás estadios de la vida del hijo de Dios, sólo manifiestan utilidad al cien por cien y, por consiguiente, el correspondiente intelectualismo que, a su vez, es lo mismo que amor culminante. Pero como toda manifestación que tiene lugar en la existencia no puede, de este modo, tener en ningún caso lugar sin ser una relación entre la Divinidad y el hijo de Dios, y esta relación, a su vez, sólo puede existir como un eslabón imprescindible de una revelación de amor culminante, el resultado básico número 12, o último resultado básico, "todo es muy bueno", del misterio de la vida se convierte aquí en realidad.
      Y con esto hemos llegado a la mayor revelación de la vida. Ver la vida en forma de los doce resultados básicos es verla en su manifestación más elevada. Es contemplar desde las alturas. Hemos sido conducidos a las cimas de la vida, nos encontramos en el punto de observación propio de la Divinidad. Hemos llegado a la tierra natal eterna del hijo de Dios. Y desde aquí contemplamos mundos, planetas y galaxias. Todo son soles y metrópolis de soles. El rostro de Dios es luz. En realidad, el mandato de Dios, "que se haga la luz", domina el universo. Todos nosotros somos estrellas resplandecientes en la radiante aureola eterna de Dios.


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