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Un suplemento a la solución del misterio de la vida que hace este misterio todavía más divinamente luminoso y reconfortante. La existencia de todo ser vivo es una conversación con la Divinidad. La relación es como de "padre e hijo".   761. Pero dado que la Divinidad no es, así pues, un fenómeno que sólo está en un aposento íntimo, sino que también aparece como una realidad verdadera y viva de carne y sangre, y que el dirigirnos a ella no puede, por consiguiente, tener lugar solamente en el aposento, sino también por medio de nuestro modo de ser para con nuestro prójimo, aquí tenemos un suplemento a la solución del misterio de la vida que hace esta solución todavía más divinamente luminosa y reconfortante. Sólo puede ser divino no sólo que seamos seres eternos y seamos el origen absoluto de nuestro propio destino, sino también que estemos eternamente vinculados al origen del universo o tengamos un Padre eterno tras nuestra existencia eterna al que, de una manera puramente personal, podemos dirigirnos y del que podemos recibir respuestas vivas. En sentido absoluto no podemos, por consiguiente, vivir separados de este Padre o Divinidad. Pero como ningún ser vivo puede vivir separado de la Divinidad, no puede percibir, no puede experimentar sin que Dios se dirija a él, y no puede manifestarse de ningún modo en absoluto o dar lugar al más mínimo suspiro microscópico sin que esto refleje directamente esta relación, ningún ser vivo puede, por consiguiente, existir sin que esta existencia consista en una conversación viva y verdadera entre la Divinidad y el hijo de Dios. Que este hijo de Dios viva estadios o periodos en los que no tiene conciencia de esta correspondencia no modifica el principio, sino que, al contrario, lo revela como el inalterable modelo celestial o cósmico de la paternidad terrena. En ella también vemos que el niño revive un estadio en que no tiene conciencia de la especial protección y solicitud de sus padres. Pero esto no anula el parentesco entre los padres y el hijo. Y, así pues, el parentesco del hijo de Dios con la Providencia eterna tampoco se anula con su especial conocimiento en este campo.


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