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Cuando uno puede esperar una relación verdaderamente íntima con la Divinidad y que su ruego sea escuchado   760. Que una oración íntima perderá algo de su esplendor e intimidad y, en muchos casos, no será escuchada, si al mismo tiempo, en nuestra relación con nuestro prójimo, golpeamos a esa Divinidad, hacia la que se dirige nuestra oración, con toda clase de fenómenos que producen dolor y sufrimiento, es naturalmente obvio. Así es entonces más fácil comprender por qué la oración íntima o autorizada en tantos casos no es escuchada. Se entra simplemente en colisión con la técnica especial de la oración en sí. Si deseamos una relación verdaderamente íntima con la Divinidad y que nuestros deseos más secretos sean escuchados, estos deseos tienen que ser, naturalmente, ante todo algo que nosotros estamos dispuestos a satisfacer con respecto a nuestro prójimo, sin perjuicio de que en el momento presente quizá consideremos a este prójimo como a un enemigo, porque en caso contrario le pedimos a Dios algo que no desearíamos en absoluto darle a la Divinidad si la situación fuese a la inversa, y fuera la Divinidad la parte que pedía frente a nosotros.¿ No creen que esto, pedirle a la Divinidad que haga algo por nosotros, algo que nosotros no deseamos en absoluto hacer por la Divinidad si nos encontrásemos en esa situación, será suficiente para neutralizar la oración en cuestión por íntima y entrañable que haya sido nuestra petición a la Divinidad? Es importante recordar este análisis cada vez que entramos en nuestro "aposento" y nos dirigimos de manera íntima a la Divinidad. Toda presunta "oración" carece de valor mientras sólo tenga en consideración a la Divinidad cuando se está en "el aposento". Mientras no tome verdaderamente en consideración a cualquier prójimo que esté ante nosotros, sin tener en cuenta cómo se presente para nosotros, sólo será en realidad un disfraz de nuestro modo de ser exterior. Pero, ante la Divinidad, un disfraz así es inútil, porque ella es el mismo ser tanto en "el aposento" como en forma de nuestro prójimo.


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