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Las condiciones que hicieron que el cristianismo pudiera convertirse en un conocimiento de la vida sobre el cual una civilización o cultura humana pudo comenzar a ver la luz del día   743. El hecho de que el cristianismo sea, aún así, una fuerza tan divina y se haya convertido, tal como es el caso, en una bendición tan inmensa para la humanidad se debe exclusivamente a la circunstancia de que el hombre no percibe solamente con la inteligencia, sino que, en cambio, en un cierto ámbito percibe casi exclusivamente por medio de un sentimiento muy dominante. A través de su origen y sus soportes, el cristianismo le ha dado a la humanidad muchísimo en forma de resultados cósmicos a favor de la justicia y el amor, tales como: "Como el hombre siembre, así cosechará", "Les pagará a todos según sus actos, dice el señor Sabaot", "Ama a tu prójimo como a ti mismo", etc. Todos ellos resultados que se enraízan de una manera totalmente lógica en la propia realidad viva y son objetos espléndidos para la facultad de creer de los seres que, hartos de los métodos primitivos del barbarismo para con la vida, han comenzado a sentir hambre de humanitarismo. Y es a causa de esta hambre de humanitarismo que el cristianismo ha podido entrar en conexión con la orientación de los seres hacia los sentimientos y convertirse en una autoridad tan grande en el campo religioso como es el caso, y especialmente cuando, en un estadio precedente, la inteligencia de la inmensa mayoría no se destacaba de una manera especial y, debido a ello, tenía, precisamente, que percibir sobre todo con el sentimiento. No poder explicar los resultados finales nombrados con análisis de tipo intelectual o racional no fue ningún impedimento para que el cristianismo se aceptara. El fuerte deseo de humanitarismo se encontraba en el ser en un estado de crecimiento tal que aceptó los simples resultados como tales y reconoció que la explicación racional o análisis de ellos era algo que estaba reservado a la Divinidad. De ahí la expresión "Los caminos de Dios son inescrutables". Y así se comprende que el cristianismo en sí ha tenido con ello enormes condiciones para poderse convertir en el anhelado modo de comprender la vida sobre el cual la cultura de la humanidad o humanitarismo pudo comenzar a ver la clara luz del día.


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