Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(639-1052) 
 
Búsqueda avanzada
Véase el símbolo nº 11 en nueva ventana    

 

Con el análisis del desarrollo de los talentos, la lógica o el método perfecto de todas las funciones de los órganos se revela como una documentación real de que antes de la existencia actual nuestro yo ha tenido una existencia, que nos es imposible abarcar, y sin la cual esta existencia actual sería imposible   738. Como hemos visto aquí, un talento es lo mismo que "conocimiento" en su estadio culminante o más alto. Toda forma de función automática con conciencia o función automática orgánica es, así pues, "conocimiento-C". El organismo del ser vivo muestra, por consiguiente, todo un océano de formas de "conocimiento-C", cada una de las cuales ha tenido un estadio precedente como "conocimiento-B" y "conocimiento-A", y por lo tanto revela, de este modo, la mentalidad del propietario del organismo como un fenómeno más viejo que el organismo puramente físico. Dado que las funciones internas de este organismo, tal como: la circulación de la sangre, la digestión, las funciones glandulares, las funciones de los tejidos, etc. son principalmente automáticas y, por consiguiente, "conocimiento-C", es decir, funciones de la voluntad, que se han convertido en rutina de una envergadura tal que se han vuelto funciones automáticas autónomas; y como estas funciones de la voluntad sólo pueden haber comenzado como conocimiento consciente o experiencia, por medio del organismo actual del ser se abre un panorama eterno de una categoría tal que hace que todo misterio desaparezca, ya que dicho panorama es por sí mismo una revelación completamente intelectual que convierte las funciones tan perfectamente lógicas o metódicas de este organismo en evidentes o simples. Cuando todas las funciones automáticas orgánicas, que vemos tanto en nuestro organismo como fuera de él, son, por consiguiente, "conocimiento-C", es decir: conocimiento cerebral consciente en su estadio más probado y experimentado y, por lo tanto, más avanzado, no es tan extraño que todas estas funciones manifiesten, al mismo tiempo, la culminación de la lógica, porque, claro está, sólo las experiencias afortunadas para el ser son las que se repiten más y, como consecuencia de ello, son también éstas las únicas que finalmente llegan al final y se convierten en función automática, "conocimiento-C" o función orgánica autónoma no consciente.
      Que todas las funciones orgánicas sean tan perfectas, como es el caso, indiferentemente de donde las veamos, indiferentemente de que sean los cristales de hielo del copo de nieve o las formaciones de hielo en nuestras ventanas en invierno, o las hojas que brotan en la primavera, los capullos de las flores que se despliegan, el trigo que crece en el campo, los bosques verdes que surgen de pequeñas semillas, o la oruga que se transforma en una hermosa mariposa de colores, el huevo que se convierte en un organismo vivo y en funcionamiento, el espermatozoide que se transforma en un cuerpo humano en el seno de la madre, etc., es aquí fácil de comprender, ya que todo es manifestación de conocimiento vivo en su estadio más avanzado y probado. Todo este océano de funciones automáticas, en el que vivimos, respiramos y percibimos, es "conocimiento-C". Todas ellas constituyen las experiencias que eran más eficaces a favor de la misma vida y, por consiguiente, vencieron, fueron repetidas muchas veces, se convirtieron en "conocimiento-C" y, con ello, en una expresión continúa de pensamiento y voluntad, se convirtieron en una revelación culminante de despliegue intelectual de conciencia en su nivel más alto de rutina. Sí, en las funciones automáticas de nuestro propio organismo se nos da la revelación de lo que hemos experimentado, pensado y querido en un pasado inmenso, y de que nuestro organismo normal descansa hoy en la culminación de las experiencias y vivencias conscientes que una vez consideramos dignas y más adecuadas a favor de nuestra existencia y, por consiguiente, las vivimos muchas veces consciente o voluntariamente hasta que se convirtieron en funciones automáticas que hoy constituyen las funciones orgánicas autónomas que soportan nuestro organismo.
      Una documentación más real de que nuestro yo, antes de su existencia actual, ha tenido una existencia o una función mental, que nos es imposible abarcar, y de que la existencia de su vida física actual habría sido imposible sin aquella, no existe.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.