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El desarrollo de los talentos en forma de "conocimiento-A", "conocimiento-B" y "conocimiento-C"   737. Si los talentos no surgiesen por medio de pensamiento, experiencia y ejercicio, ¿para qué entonces todas las disposiciones para la enseñanza que, precisamente, tienen lugar alrededor de todo el mundo civilizado? ¿Para qué llevar a los niños a la escuela y hacer que los jóvenes aprendan oficios artesanales o hagan estudios superiores? ¿Y no podemos, precisamente aquí, seguir con la pura percepción física el desarrollo de un talento? ¿No sucede precisamente que primero adquirimos el conocimiento, bien por medio de una enseñanza teórica o a través de una vivencia o experiencia práctica? Este conocimiento o experiencia, ¿no es, acaso, el origen primero del talento? El talento es lo mismo que rutina o habilidad. Pero una habilidad sin conocimiento o experiencia, ¿no es, precisamente, algo imposible? El primer estadio de un talento es, por consiguiente, conocimiento común o experiencia. A este primer estadio del talento lo denominamos, aquí, en "Livets Bog", y en escritos suplementarios del mismo escritor, "conocimiento-A".
      Pero este "conocimiento-A" no puede, a su vez existir sin convertirse en el fundamento de la manifestación de voluntad del ser. ¿No es, precisamente, un hecho que el único medio a través del cual un ser normal puede regular conscientemente su voluntad son sus experiencias o su conocimiento o lo que el ser cree saber? Pero como este conocimiento, es decir, "el conocimiento-A", se convierte en el regulador de la voluntad, dicho conocimiento se transforma en actuación. Pero, con este conocimiento transformado en actos, el individuo se da cuenta de si esta actuación es afortunada o desafortunada para su existencia. Si es afortunada se repite muchas veces. Pero con ello se convierte, claro está, en sinónimo de ejercicio. Cuando el conocimiento del ser ha llegado, así, al estadio de la actuación o se ha convertido en una manifestación permanente de voluntad todavía consciente lo calificamos de "conocimiento-B". Pero cuando un acto se repite muchas veces, se convierte en un hábito. Que se convierte en un hábito quiere, a su vez, decir que poco a poco se ha convertido en una función independiente, que puede desencadenarse de manera puramente automática, incluso en circunstancias determinadas sin la participación diurna consciente de la voluntad del individuo. Un hábito es, por consiguiente, una especie de función automática, que el ser ha desarrollado a través de una repetición constante o ejercitación. El hábito es, por lo tanto, la maestría que surge por medio de la ejercitación. Que una repetición constante de un acto pueda convertirse en función automática se debe a que el ser, por medio de esta repetición permanente, desarrolla un centro autónomo en el cuerpo del cerebro para, precisamente, esta función, de modo que su conciencia diurna pueda ser aliviada o liberada a favor de nuevas manifestaciones de pensamientos. Cuando una manifestación de voluntad o "conocimiento-B" se ha manifestado con un tal número de repeticiones que se ha convertido en una función automática, que principalmente puede funcionar sin la concentración especial del ser o su participación consciente, entra en un nuevo estadio. Se ha convertido en lo que entendemos por talento. Cuando un conocimiento ha llegado a este "estadio de talento" en el ser, lo calificamos de "conocimiento-C".


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