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El renacimiento hace del ser el señor del tiempo   732. Como hemos avanzado tanto en la serie de resultados del misterio de la vida y hemos confirmado de una manera tan minuciosa el renacimiento de los seres o inmortalidad, no es difícil ver que aquí hemos encontrado la verdad inconmovible que, como más tarde veremos, anula las ideas anteriores de los seres sobre la injusticia y el desencadenamiento de los destinos como expresión de casualidades. Habiendo documentado que en virtud de la ley del movimiento los deseos de los seres sólo pueden cesar o terminar con su cumplimiento, y que por lo que atañe a un gran número de deseos este cumplimiento, de acuerdo con la amplitud del movimiento o la dimensión de su trayectoria, sólo podrá tener lugar en un momento que se encuentra en un futuro más o men1s lejano que aquel que el tiempo de existencia del organismo físico actual del ser en cuestión puede alcanzar, por medio del renacimiento o reencarnación tenemos el medio a través del cual al yo le es posible crear un nuevo organismo con el que podrá ver cumplidos algunos de los deseos que no vio cumplidos en la vida terrena anterior o en el tiempo de existencia del organismo precedente. Y los deseos que eventualmente tienen una trayectoria todavía más larga que la que manifiesta el tiempo del nuevo organismo se cumplirán en el tiempo de existencia de organismos físicos siguientes o más tardíos. El tiempo no tiene, así pues, ninguna importancia. Por medio del renacimiento el ser se convierte en el señor absoluto del tiempo.


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