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En el momento de la muerte todos los seres están inacabados. La naturaleza tiene una intención con el estado inacabado de los seres   718. Como hemos visto en lo que antecede, todos los deseos y anhelos insatisfechos, que como un factor perceptible se encuentran en la conciencia de cada hombre civilizado, revelan que la función del pensamiento o de la conciencia de este ser es una preparación para algo que no tiene lugar en su actual vida terrena. Los muchos deseos insatisfechos son, claro está, oscilaciones de energía que sólo pueden detenerse poniéndolas en equilibrio, el cual, a su vez, no puede de ninguna manera existir sin ser idéntico a lo contrario. Y lo contrario de deseos y anhelos sólo puede ser la satisfacción de éstos. Como la conciencia de dicho ser está en gran parte formada por deseos y anhelos que no alcanzan el equilibrio o la satisfacción en su vida terrena actual, su satisfacción sólo puede tener lugar en un momento en que ya no sigue teniendo su organismo físico actual. En el ser hay, por consiguiente, algo perceptible que no se termina. Como todos los seres tienen deseos insatisfechos, esto quiere decir que todos en el momento de su actual muerte física son seres inacabados. En todos ellos, sin ninguna excepción, se han iniciado preparativos para algo que no se ha terminado. Este estado inacabado no es un fenómeno en un ser aislado o en un porcentaje muy pequeño de todos los seres vivos, sino que es un fenómeno corriente al cien por cien. Si no se vive en la superstición de que la naturaleza crea caos, desperdicios y cosas absurdas, es necesario reconocer como un hecho que dicha naturaleza tiene una intención con este fenómeno tan extendido.


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