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Por qué un organismo no es eterno. La reencarnación o renacimiento como algo necesario   710. El organismo actual es, como hemos dicho, un bloque de energía compuesto de una manera racional y que, por consiguiente, manifiesta un plan. Pero al manifestar un plan, manifiesta un pensamiento. Pero como el pensamiento no permanece quieto, sino que sólo existe como un impulso energético, en caso contrario todo ser carecería, claro está, de conciencia, el plan de este bloque de energía u organismo no puede ser nada eterno, sino que tiene que cambiar en el mismo grado en que los pensamientos o la esfera de pensamientos de su origen cambia. El organismo sólo es, claro está, el instrumento del yo para la manifestación de una particular y determinada corriente o esfera de pensamientos. Pero como estas esferas de pensamientos cambian constantemente en virtud de la ley del hambre y la saciedad, el organismo también tiene que poder ser cambiado con cada nueva esfera de pensamiento a favor de un organismo que pueda ser instrumento de esa nueva esfera y así sucesivamente, y de esta manera el ser, desde el punto de vista del organismo o instrumento, todo el tiempo puede estar a la altura de su esfera de pensamientos cambiantes o su transformación de conciencia.
      Cuando el ser ha llegado a la culminación de una u otra forma de manifestación, se ha convertido en un genio. Esto sólo ha podido ser posible en virtud de que ha podido cambiar su organismo físico a favor de un organismo que pueda ser un instrumento útil precisamente para la forma determinada de percepción o de creación de la que forma parte su genialidad. Pero cuando ha alcanzado la genialidad, esto quiere en realidad decir que ha alcanzado una saciedad en ese campo determinado. Y con la saciedad de una cosa, disminuye el deseo de esta cosa, y el ser la "ha dejado atrás", y surge un hambre de nuevas cosas. Si este ser tuviera que continuar viviendo en el organismo, que de manera especial era un instrumento muy bien adecuado para la esfera de pensamientos que ha dejado atrás y que, por consiguiente, ya no puede seguir siendo lo central en sus deseos, anhelos u objetivos, esto sería poco a poco muy molesto para él. Y aquí se nos da otra vez una nueva razón sobre la necesidad absoluta del renacimiento o reencarnación.
      Como por los anteriores resultados básicos ya sabemos que "el principio trino" del ser vivo es un análisis inalterable y, por consiguiente, una prueba de la existencia de este ser, es evidente para nosotros que nuestra aparición no puede haber comenzado de ninguna manera con la incipiente formación de nuestro organismo físico actual en el seno de nuestra madre. Este organismo sólo representa, por consiguiente, un matiz, un detalle determinado del proceso creador conjunto de nuestra vida eterna o "X3". Y con el conocimiento, que ya hemos adquirido en nuestra investigación por medio de "Livets Bog", no es difícil ver el objetivo de nuestro organismo actual. Aparece en alto grado como un instrumento. Está provisto de dos ojos, dos manos, dos pies. Tiene un esqueleto con unas articulaciones muy flexibles, de modo que podemos manifestar todas las cosas especiales que puedan satisfacer el hambre mental que en el momento presente constituye nuestra estructura mental o esfera de pensamientos. Que esta esfera de pensamientos es cambiante y, así pues sólo transitoria, se convierte en un hecho en virtud de la circunstancia de que cada ocupación, es decir, cada clase de manifestación lleva inevitablemente a un "cansancio", que es lo mismo que saciedad. Tras ello, esta ocupación o clase de manifestación sólo aburrirá al ser en cuestión, es más, le producirá directamente asco que, a su vez, es lo mismo que repulsión. Esto hará, por su parte, que el individuo se aleje de esta clase de manifestaciones, y en particular cuando otra manifestación o esfera de pensamientos se convierte luego cada vez más en el centro de su hambre o deseos, es más, pasa a ser una nueva condición primordial para la armonía o equilibrio mental de este ser. En virtud de que esta saciedad es algo inevitable, nadie puede seguir ocupándose eternamente de la misma esfera de pensamientos o clase de manifestación, sino que se ve inevitablemente obligado a nuevas clases de manifestación. Y a este caminar mental, que en realidad sólo es un proceso de transformación, lo conocemos aquí, en "Livets Bog", como "ciclo", que, a su vez, está formado por los principios "involución" y "evolución". Esta involución y esta evolución son, por su parte, lo mismo que caminar entre dos contrastes, "la luz" y "la oscuridad", que constituye la condición indispensable para cada forma de percepción o experimentación de la vida.


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