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"La imagen de Dios" no puede expresarse por medio de ningún fenómeno temporal, sino que aparece como seres dentro de seres, organismos dentro de organismos, y, de este modo, convierte a los seres que nos rodean y al entorno en una fracción de "la imagen" y presencia "de Dios" para nosotros   700. "La imagen de Dios" no puede expresarse mediante ninguna imagen en el sentido normal de la palabra, del mismo modo que tampoco puede expresarse por medio de ningún otro fenómeno temporal, porque todos estos fenómenos son, claro está, algo creado y, por consiguiente, limitado en el tiempo. Cada uno de estos fenómenos sólo puede haber existido un cierto tiempo. Pero como "la imagen de Dios" existe eternamente, se extiende, de este modo, más allá de lo que un fenómeno así, limitado en el tiempo, o una cosa temporal puede expresar. Por esto, "la imagen de Dios" sólo puede expresarse por medio de algo que existe eternamente, a saber, con el siguiente principio: seres dentro de seres, organismos dentro de organismos o cosas dentro de cosas. Sólo y únicamente este principio puede expresar el cuerpo puramente físico de carne, y la aparición puramente material o presencia de la Divinidad en el espacio. Y sólo y únicamente esta imagen puede convertir en un hecho que "en él vivimos, nos movemos y somos". Cualquier otra imagen de la Divinidad es perecedera y, por consiguiente, sólo puede expresar una cosa perecedera. Decir que esta cosa es la Divinidad es adorar un ídolo y sólo puede ser dicho por los seres que todavía se encuentran en el estado fetal de la verdadera adoración a Dios, y para los que la Divinidad aún es un concepto que hay que creer o un dogma de tipo afectivo, sin ninguna relación en absoluto con el conocimiento lógico, que hacen de las grandes verdades transmitidas hechos científicos.
      Como hemos visto aquí, "la imagen de Dios" no puede estar constituida en absoluto por un ser vivo aislado, sino que está constituida por el conjunto de todos los seres vivos existentes. Pero como normalmente no podemos existir sin tener algún tipo de conexión material o psíquica con los seres que nos rodean, esto quiere entonces decir que no podemos vivir sin estar, de alguna manera, en conexión material o mental con la Divinidad. Estos seres, con los que nuestra vida está conectada, ya se trate de una conexión agradable o desagradable, son para nosotros una fracción de "la imagen de Dios", son algo de la presencia material y mental de Dios para nosotros, son la respuesta de Dios a nuestros deseos, anhelos y objetivos egoístas y altruistas, son la demostración que hace Dios de lo que tenemos que hacer y lo que no tenemos que hacer cuando deseamos estabilizar nuestra felicidad y crear una experiencia perfecta de la vida que, a su vez, es lo mismo que estar de una manera perfecta en compañía de la Divinidad o nuestro Padre eterno.


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