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| Un medio para conocer los detalles de la zona lejana de nuestro campo mental |
692. Con respecto a nuestro conocimiento del yo, no puede negarse que éste forma parte de un campo de experimentación que para muchos hombres todavía pertenece a la zona mental lejana de su campo de percepción mental.
Como, por consiguiente, no pueden experimentar el yo y no conocen las relaciones de perspectiva mental, niegan terminantemente su existencia y se hacen, de este modo, portavoces de una afirmación que jamás se atreverían a exponer si se tratase de un problema físico análogo.
No sostienen, sin embargo, que el sol no existe por la noche, aunque no se ve, porque este problema es tan prominente en la zona cercana de su campo de experiencias, que es un hecho para ellos que su invisibilidad por la noche sólo se debe a una relación de perspectiva.
Que hay hombres para los que el yo puede estar tan cerca de su zona mental cercana que su existencia es un hecho igual de indiscutible como la del sol, estos seres no lo comprenden.
Consideran, por consiguiente, el conocimiento del yo de estos seres como superstición.
Por los análisis complementarios, que acabamos de tratar, nos hemos dado, así pues, una pequeña idea de que las experiencias mentales o espirituales también dependen de la relación de perspectiva y de que aquí, al igual que en el estado de experimentación física, hay una zona cercana y una zona lejana, y que los detalles de la zona lejana no pueden, naturalmente, ser tan claros y perceptibles por los sentidos como en la zona cercana. El único recurso lógico que tienen los seres, que desean conocer cosas que se encuentran en la zona lejana de su campo mental, es estudiar los puntos de contacto que las cosas lejanas eventualmente puedan tener en la zona cercana. La lógica que estos puntos de contacto muestran aquí es el único medio infalible que puede desencadenar el verdadero conocimiento de las cosas lejanas. Y estamos a punto de hacer un experimento así con respecto al conocimiento del yo. |
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