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Zonas cercanas y lejanas y su influencia sobre la facultad de conocer   691. En esta perspectiva mental, todas las producciones o manifestaciones humanas son para el hombre la zona absolutamente cercana. Por lo que respecta a los animales, sus manifestaciones constituyen la zona cercana, del mismo modo que "las experiencias de las plantas" serán incondicionalmente zonas mentales cercanas para los seres planta. Que estas zonas cercanas no estén igual de detalladas para todos los seres, que el ser planta sólo tenga "detalles de percepción vaga", los animales "detalles del instinto de conservación", mientras el hombre terreno, que todavía forma parte del estadio animal, tenga simultáneamente incipientes "experiencias de yo" en la zona de percepción, no cambia el principio, al contrario, esto más bien lo demuestra, es más, lo convierte totalmente en un hecho. Es, sin embargo, fácil de comprender que tiene que considerarse que todos los detalles o experiencias en los que no estamos inmersos forman parte de la zona lejana de nuestra zona de percepción mental con respecto a las experiencias en que estamos inmersos. Las experiencias más o menos caracterizadas por la inteligencia o intelectuales en que un hombre terreno se encuentra inmerso, pero que el animal debido a su estado menos evolucionado puede difícilmente percibir o es incapaz de percibir, no pueden de ninguna manera considerarse como formando parte de la misma perspectiva en estos dos seres. Para el hombre tienen que ser irrefutablemente detalles de la zona mental cercana, mientras que para el animal sólo pueden ser de una manera absoluta detalles de la zona mental lejana.
      Cuando expresamos algo con designaciones profesionales, es lo mismo lo que, en realidad, se hace valer. Para un carpintero la experiencia de trabajar con la madera formará en mayor grado parte de su zona mental cercana que, por ejemplo, trabajar con acero o hierro, que, del mismo modo, formará en mayor grado parte de la zona cercana de un herrero. La ocupación o forma de manifestación en la que tenemos de forma acentuada nuestro campo de experimentación se convierte, de este modo, en una zona cercana en nuestro horizonte mental y es, por consiguiente, más fácil de abarcar que la zona en la que no experimentamos nada, al mismo tiempo que dicha zona convierte la relación de perspectiva mental en un hecho irrefutable.
      Dado que, de este modo, nos encontramos en una relación de perspectiva mental, al igual que nos encontramos en una relación de perspectiva física, huelga decir que nuestra manifestación tiene que estar marcada por ello. Y esta marca, es lo que se ve en nuestro saber y conocimiento espiritual, es más, forma la base de nuestra moral y manifestación diaria.


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