Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(639-1052) 
 
Búsqueda avanzada
Véase el símbolo nº 11 en nueva ventana    

 

La actitud del hombre primitivo y del hombre intelectual frente a la naturaleza está, en cierta manera, en la misma longitud de onda. Seres que niegan todo lo que se encuentra por encima de la zona física   674. No tiene nada de extraño que los seres vivos tengan en su naturaleza más profunda una actitud abierta para con esto. Vemos que los hombres primitivos, que todavía viven en los estadios más tiernos del pensamiento, son, todos sin excepción, del parecer de que la naturaleza es la manifestación de uno o varios seres cósmicos. Ven "espíritus" en los árboles, las piedras, las montañas, el sol y la luna, etc. "Creen" en un "dios" o en "dioses". Y sólo divergen de los seres "conscientes cósmicamente" en que éstos ya no "creen", sino que "ven" o "experimentan" como un hecho que la naturaleza es, precisamente, una manifestación de la conciencia de grandes organismos con sus funciones, está constituida por los organismos de grandes seres. Ven que todos somos microseres de un organismo mayor, cuyo origen tiene que ser para nosotros lo mismo que nosotros somos con respecto a las formas de vida microscópica de que se compone nuestro cuerpo. Así ven que los organismos sólo pueden existir como estando compuestos de organismos. La vida muestra organismos dentro de organismos y, de esta manera, seres dentro de seres, y así continuado al infinito. Y a través de toda esta perpetuidad, a través de este océano de organismos, los seres cósmicos ven principios coherentes que revelan este infinito como un ser vivo, único y que todo lo abarca. Este ser es, como ya se ha indicado varias veces aquí en "Livets Bog", la única, absoluta y verdadera Divinidad.
      Así vemos aquí que el hombre primitivo y el más intelectual están casi en la misma longitud de onda. Ambos conciben todos los despliegues de energía como "manifestaciones de vida". Sólo en los estadios intermedios entre estas dos categorías las manifestaciones de energía se conciben como resultados de pesos y medidas o se está sepultado en la interminable cadena de causas y efectos. En estos seres, que se encuentran más avanzados en el ciclo de la espiral que el hombre primitivo, "la conciencia cósmica", heredada de la espiral anterior, está, por consiguiente, degenerada y se encuentra en su estadio más latente. Esto quiere decir, así pues, que estos seres de los estadios intermedios están lo más alejados que es posible estar alejado de la experimentación de la Divinidad, están lo más alejados que es posible de las tradiciones de la vida espiritual. Por decirlo de alguna manera, han perdido toda la capacidad de percibir con conciencia diurna a la Divinidad. Es por ello que no tienen ningún talento para "creer". El factor que dirige su voluntad es la inteligencia. Como, debido al estado latente de su "conciencia cósmica", sólo pueden experimentar físicamente, con la inteligencia sólo pueden reconocer los fenómenos físicos y, por naturaleza, tienen entonces que negar todo lo que se encuentra por encima de la zona física, todo lo que no se puede percibir, pesar y medir físicamente. Y aquí tenemos el curioso estado del ser en que, en medio de las expresiones o manifestaciones inalterables de la vida, es más, incluso a pesar de la realidad de su propia vida, niega, aunque de manera no consciente, su existencia. Los resultados de pesos y medidas, que es especialista en proporcionar, no obran a favor de la vida, sino a favor de la muerte. Crean la actitud de conciencia materialista.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.