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Una evolución forzada no es cuestión de tiempo o apresuramiento, sino que es cuestión de una mayor posibilidad de evolución. La función de pensamiento de los seres y los contrastes del ciclo de las estaciones del año   664. Aquí se preguntará, naturalmente, de nuevo qué ventaja puede tener una evolución forzada. Es imposible que a un ser que tiene ante sí la eternidad le falte tiempo. Y la respuesta tiene, naturalmente, que ser que de lo que se trata no es de tiempo cuando se habla de evolución forzada. Con respecto a tiempo, hay abundante. El tiempo es la eternidad misma. Pero de lo que se trata, al contrario, es de crear posibilidades de evolución. Pero las posibilidades de evolución se basan, claro está, en la percepción, y la percepción, a su vez, en la experimentación de contrastes. Cuanto menos rica en contrastes es la experimentación de la vida del ser, más pobre o más elemental es esta experimentación, mientras que lo contrario tiene lugar cuanto más rica es en contrastes. Lo único que puede percibirse son, precisamente, los contrastes. Como todos los ciclos tienen sus "estaciones del año", y éstas son los contrastes más importantes, toda evolución depende, en realidad, de estos contrastes. Si estas "estaciones del año" de un ciclo no son demasiado ricas en contrastes habrá, de modo correspondiente menos posibilidades de evolución. Si, al contrario, son muy ricas en contrastes, hay de manera correspondiente muchas posibilidades de evolución. Del mismo modo que las estaciones de nuestro año físico aquí, en las zonas templadas, son bastante ricas en contrastes y, por ello, crean condiciones climáticas más crudas, que, a su vez, han obligado al hombre a pensar en una dirección concreta y a buscar unas posibilidades de creación que, en caso contrario, jamás habrían sido actuales, el pensamiento de los seres también se ve forzado a dirigirse por unos caminos y a adquirir unas formas en virtud de la relación de contraste de todos los otros ciclos. En otras palabras, la función de pensar de los seres se regula totalmente por medio de la relación de contraste que hay entre los ciclos de las estaciones del año. La evolución de los seres se refuerza o se reduce, de este modo, por medio del reforzamiento o disminución de estos contrastes respectivamente. Cuando el ser vivo experimenta una "evolución forzada", esta experiencia no se debe a prisa sino a una mayor posibilidad de experimentación. Cuantas más posibilidades de hacer experiencias hay en un determinado espacio de tiempo, más puede evolucionar el ser en ese espacio de tiempo, mientras que lo contrario es actual cuantas menos posibilidades de evolución contenga ese espacio de tiempo.


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