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Por qué la relación de la Tierra con el sol tiene que considerarse, hasta un cierto punto, anormal   660. Ahora alguien quizá preguntará si esto habría podido ser distinto. Y la única respuesta es que nunca puede ser una expresión de normalidad que un macroorganismo, en mayor o menor grado, sea por sí mismo destructivo para sus propios microseres normales y, por lo tanto, indispensables. Y dado que la Tierra, como aquí hemos constatado, se encuentra precisamente, hasta cierto grado, en esta situación, dicha situación tiene que considerarse absolutamente como algo anómalo, lo cual es, a su vez, lo mismo que "invalidez".
      Pero una invalidez tiene siempre una causa. Y la causa de la invalidez de la Tierra no es difícil de señalar. El propio organismo de la Tierra es un órgano del sistema solar y recibe su fuerza vivificadora del sol. Se encuentra en una relación de dependencia muy grande con respecto a éste. Como esta relación ha sido, de un modo u otro, perturbada, surgen complicaciones desafortunadas que, en mayor o menor grado, eliminan las condiciones de vida normales y, de modo correspondiente, hacen la normal experimentación de la vida difícil. Y son precisamente dificultades así las que caracterizan la existencia humana terrena. Estas dificultades son las que convierten, por consiguiente, en un hecho que, como ya hemos dicho, la relación de la Tierra con respecto al sol ha sido perturbada.


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