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El ser globo-terrestre muestra un cierto grado de invalidez. Los microseres (hombres terrenos) tienen que superar los efectos de esta invalidez con luz y calor artificial   658. En nuestra investigación del ciclo del día hemos llegado al hecho de que sus "estaciones" o contrastes no concuerdan totalmente con el ciclo del día mental del hombre terreno. Así experimentamos aquí, en nuestras latitudes septentrionales, donde "Livets Bog" ve la luz, que el día en pleno verano es más que suficiente para el despliegue mental humano, mientras que, en cambio, en invierno es demasiado corto. Esta disonancia entre las partes del ciclo del día y el despliegue mental del hombre terreno salta todavía más a la vista en las zonas de los polos, donde, como ya hemos mencionado, no hay ninguna noche en verano y ningún día en invierno. Esta circunstancia se debe al lugar que ocupa el yo de la Tierra en la zona del principio mortífero. Es una de las imperfecciones que todavía se liga a su destino, y que además contribuye a condicionar la calidad de las actuales condiciones de vida de sus microseres.
      Estas condiciones físicas, externas de vida están, así pues, marcadas en muy alto grado por la especial inclinación del eje de la Tierra con respecto a la órbita del globo terrestre en el sistema solar. Por la cualidad especial de estas condiciones de vida, podemos ver que esta inclinación es un factor de destino desencadenado que provisionalmente mantiene a la Tierra en una relación con la luz y el calor que, en cierta medida, puede en realidad calificarse de "invalidez" con respecto al grado de perfección que, de otro modo, se considera como normal para el organismo físico del yo de la Tierra. Por lo tanto, los seres tienen que vencer los efectos desagradables de la actual inclinación del eje de la Tierra en virtud de su inteligencia. Esta superación es así pues, en realidad, un modo artificial de vivir. Allí donde la naturaleza, es decir, el clima debido a la inclinación del eje de la Tierra se convierte en adverso para la existencia de los seres, éstos deben crear condiciones favorables de una manera artificial. Ya aludimos a esta creación de condiciones de vida artificiales cuando entramos en contacto con el hecho de que "el despliegue" mental de "la tarde" de los seres tenía que adentrarse en la zona de la noche. Dichos seres tienen, en gran medida, que crear ellos mismos las condiciones o posibilidades para este despliegue de manifestación.
      Como tras la puesta de sol o caída de la noche no hay luz suficiente para esta manifestación, hay que producirla de manera artificial. Y es en relación con esto que se han descubierto las distintas formas de luz artificial.
      Como la inclinación del eje de la Tierra también origina el clima relativamente duro para la vida natural de los seres, como da lugar a las estaciones del año, ricas en contrastes, con frío, heladas y nieve en invierno y un calor un poco excesivo en verano, para llevar su manifestación al "despliegue veraniego" total, aquí los seres también tienen que crear posibilidades artificiales. Así pues, tienen que construir casas y vivir una gran parte de su vida entre sus paredes para protegerse contra la dureza del clima, la ropa también está, así mismo, calculada para crear la misma protección.


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