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Las regiones de hielo del globo terrestre constituyen sus "zonas de cartílagos". La humanidad terrena es la residencia de la más alta percepción física del yo de la Tierra   655. De este modo vemos que las funciones vitales del organismo del globo terrestre aquí están considerablemente reducidas. Como no tiene ninguna vida animal ni vegetal, en este lugar su organismo sólo puede ser de algún tipo de naturaleza mineral. Las regiones de hielo son, así pues, una especie de "regiones de cartílagos". Y como se sabe, las regiones de cartílagos, de huesos o del esqueleto no son de manera especial órganos para la percepción, sino que tienen como misión reforzar, soportar y proteger las regiones que, de una manera especial, se encargan de la percepción, es decir, las regiones animales. Y como la vida animal más elevada del organismo de la Tierra son los organismos de los hombres terrenos, éstos se convierten, de este modo, en los microseres que se encargan de la percepción más noble del yo de la Tierra. El organismo de la Tierra manifestará su estadio intelectual más avanzado en los lugares del organismo de la Tierra donde hay condiciones de vida especialmente favorables para la existencia del hombre terreno, mientras que en los lugares donde estas condiciones no existen sucederá lo contrario. Aquí sólo encontraremos las materias más rudas o menos conscientes, que en mayor o menor grado forman parte del reino mineral, de las regiones de hielo de los polos, de la zona del esqueleto del organismo de la Tierra.
      Un planeta que tiene espléndidas condiciones para una vida animal altamente evolucionada mostrará, en el mismo grado, materia intelectual en su organismo. Lo mismo se hace valer en el organismo de un hombre terreno. Cuanto mejores sean las condiciones que tenga para una vida animal altamente evolucionada, tanto más sano y hermoso se manifestará el organismo físico de un ser así, y tanto más este ser se sentirá en posesión de un magnífico y venturoso bienestar. Pero del mismo modo que un estado poco favorable para la vida animal en el organismo de un hombre impide, de modo correspondiente, la presencia de microseres altamente evolucionados intelectualmente en el organismo, es decir, en la sangre, la musculatura o el sistema nervioso, así también un estado con poco favorable para microseres altamente evolucionados en el organismo de la Tierra también excluye, en un grado correspondiente, la aparición o manifestación de dichos seres en este organismo.


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