Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(639-1052) 
 
Búsqueda avanzada
Véase el símbolo nº 10 en nueva ventana    

 

El humanitarismo o amor al prójimo es el único contraste del principio mortífero que puede concluir el ciclo y confirmar, de este modo, la existencia de las zonas espirituales   641. Si observamos la mentalidad del hombre terreno podemos ver que lo que culmina o ha culminado en su conciencia es "el principio mortífero" o, en otras palabras, todo lo que forma parte del concepto falta de armonía, dolor, sufrimiento, "infierno" u "oscuridad". Si miramos a los animales vemos que estos seres todavía no han alcanzado en su conciencia la culminación del "infierno" o no se han "saciado" de él, sino que al contrario sólo siguen un camino que avanza hacia esta culminación. Para los seres del reino vegetal "el infierno" o "el principio mortífero" sólo es ante todo unos pormenores en el lejano horizonte que tienen ante sí. Sin embargo se puede constatar que el hambre o deseo vehemente de las formas de manifestación del "principio mortífero" es lo que los dirige, ya que vemos que la planta precisamente evoluciona con vistas a tomar "el principio mortífero" a su servicio. Vemos incluso formas de transición en que la planta es tanto planta como animal.
      Así podemos ver en la mentalidad y en la vida de los seres-planta y de los seres-animal que la única satisfacción del hambre mental, la que se puede dar en la zona de estos seres, es el hambre de experimentar el dominio del "principio mortífero". Pero, tal como hemos dicho, un ciclo sólo puede existir como una culminación de dos contrastes. Por lo tanto aquí nos falta la parte del ciclo en que culmina el contraste o contrario del "principio mortífero". En la especie actual de seres que llamamos hombre terreno también vemos que hay cada vez más seres para quienes el ideal, los anhelos, los deseos o las aspiraciones ya no son "el principio mortífero". Hay miles y miles de seres que ya no pueden ser guerreros, cazadores, carniceros ni verdugos, y sus religiones más importantes o autorizadas se basan todas ellas, como quien dice, en el hecho de desarrollar el humanitarismo o amor al prójimo. Este humanitarismo o amor al prójimo es nada menos que el comienzo del contraste al "principio mortífero" del ciclo o espiral. El humanitarismo o amor al prójimo es, así pues, el nuevo objeto al que se dirige el apetito cósmico del hombre terreno evolucionado. Ha pasado la culminación de la zona del "principio mortífero". Sus ideales sólo pueden ser el contraste de toda la oscuridad. Va camino de las regiones de luz de la espiral, es decir, hacia la esfera intelectual de la espiral. La luz del alma es, claro está, "intelectualismo", del mismo modo que su oscuridad es lo mismo que "primitivismo".
      Mientras la esfera primitiva del ciclo de espiral está, tal como hemos dicho, formada por los reinos o las zonas físicas y visibles: el reino vegetal y el reino animal, reino este último al que el hombre terreno pertenece, la esfera intelectual está formada, tal como el lector ya sabe, por las siguientes zonas: el reino verdaderamente humano, el reino de la sabiduría, el reino divino y el reino de la bienaventuranza, adentrándose los rayos o fuerzas de este último reino en el mundo físico y dando lugar a la realidad que llamamos "reino mineral".


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.