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(639-1052) 
 
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Véase el símbolo nº 10 en nueva ventana    

 

La parte física del ciclo de espiral muestra una escala creciente del primitivismo al humanitarismo, pero no puede concluir el ciclo   640. En el símbolo n.º 10 he mostrado el ciclo como un principio básico, de un modo que el lector tenga la posibilidad de ver cómo su propia vida con todos sus detalles constituye exclusivamente un ciclo así.
      El mayor ciclo que deseo poner de relieve aquí es el que está formado por el dominio de las seis energías básicas. El hombre terreno está en contacto físico directo con tres de estos dominios, a saber, los que expresamos como reino mineral, reino vegetal y reino animal. Estudiando estos tres reinos de conciencia desde un punto de vista intelectual superior, el investigador evolucionado no puede evitar ver que las formas de vida de estos dominios representan una evolución gradualmente creciente o hacia un estado en que tiene lugar una transformación. Los seres de estas zonas forman una escala en que la conciencia va creciendo en perfección siguiendo un orden lógico. Las formas más primitivas de vida aparecen, de este modo, en el reino mineral. De hecho son aquí tan primitivas que el investigador corriente y con una actitud puramente materialista ni siquiera puede aceptarlas como manifestaciones de vida, sino que simplemente se designan como "movimientos" o "energía".
      A continuación encontramos representadas en la escala las formas de vida vegetales. Aquí la vida ya está tan avanzada que la ciencia material moderna corriente puede comenzar a considerarlas y reconocerlas como vida.
      Esta ciencia todavía puede considerar en mayor grado como expresión de vida las formas de vida animales, es decir, a los animales y al hombre terreno. Dado que estos seres, que hemos nombrado aquí, aparecen en una escala gradualmente creciente de manifestación de conciencia, se hace evidente que en realidad revelan una especie de crecimiento. Los diversos estadios de todo este crecimiento son visibles. Estos estadios se manifiestan, naturalmente, de una manera más clara a nivel del hombre terreno. Pero hay que reconocer que ningún hombre tiene derecho a decir de sí mismo que es el más evolucionado o inteligente que hay, del mismo modo que a este mismo nivel tampoco existe, naturalmente, un ser del que justificadamente pueda decirse que es el menos inteligente que existe. Cada ser se encuentra, de esta manera, en un peldaño o una etapa de una escala que se extiende del primitivismo al intelectualismo. Que los seres van de camino, es decir que evolucionan del primitivismo al intelectualismo, no puede negarse. Un ser no puede existir sin vivir experiencias. Y como la vivencia de experiencias sólo puede ser un enriquecimiento de la conciencia, y como esto es lo mismo que evolución, es evidente que ningún ser puede existir sin seguir un camino ascendente por los peldaños o estadios de esta escala. Esta "marcha" o "movimiento" hará que los animales, cuando se hayan procurado las experiencias necesarias, alcancen el estadio del hombre terreno. Que esto toma millones de años y miles de renacimientos o vidas terrenas no cambia el principio.
      "El movimiento" ascendente a través de los peldaños o etapas, que los seres de las tres zonas nombradas muestran, constituye la parte del ciclo accesible a los sentidos físicos. Que "el movimiento" continúa más allá de los estadios de la planta, del animal y del hombre terreno, hacia unos estados con formas de experimentación todavía más elevadas, se hace realidad por el hecho de que los peldaños o etapas de las tres zonas no pueden concluir el ciclo. Un ciclo está formado, claro está, por la culminación de dos contrastes.


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