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Véase "Esquema sobre la importancia del cero" en nueva ventana    

 

El sistema numérico decimal expresa como ilusorios tanto "el nacimiento" como "la muerte"   1034. Esta cuenta tiene, por consiguiente, lugar en la casilla-F en la que, en el esquema, hemos indicado el primer ciclo con un número uno. Pero este ciclo tan grande no ha surgido de pronto de manera milagrosa de "nada". Sólo ha surgido gradualmente a través de contar de 99.999 unidades o recorriendo 10.000 ciclos de primer grado o 1000 ciclos de segundo grado, o 100 ciclos de tercer grado, o 10 ciclos de cuarto grado. Todas estas unidades o ciclos no pueden constituir un ciclo de quinto grado mientras falte una sola unidad. Todas estas unidades están presentes en la sección-R del esquema, pero esta sección expresa, claro está, ciclos de cuarto grado o es el lugar donde están ubicadas todas las unidades anteriores al número 99.999 y con este número. Esta sección está, así pues, en cierta manera llena y, de acuerdo con la estructura del sistema numérico decimal, no puede contener más. El número nueve es, claro está, el último número del alfabeto. Y toda continuación de la cuenta tiene, por consiguiente, que regresar de nuevo al primer signo del alfabeto o número cero, y desde aquí pasar a usar nuevamente los números 1, 2, 3, 4, etc. del alfabeto hasta el 9. Este nuevo uso del alfabeto numérico decimal tiene inevitablemente que crear una nueva sección en la cuenta. Y a esta sección la hemos indicado como sección-S. La sección-R encierra, en realidad, el contenido del primer ciclo de quinto grado, pero, como hemos visto, allí no se puede contar, lo cual está indicado por el cero de la casilla-F de la misma sección. El primer ciclo de la sección-S se crea, de este modo, gradualmente dentro de la sección-R. Pero, claro está, aquí no es independiente, aquí no cuenta. Aquí es como una especie de feto en el seno de su madre que lenta y naturalmente crece en dirección a su nacimiento. Al pasar el número 99.999 ha terminado con la sección-R. Y pasa como unidad independiente a un nuevo ciclo. Este paso es, por consiguiente, lo mismo que su "nacimiento". Tras él se ha convertido en una unidad en un nuevo y mayor ciclo o sección que, a su vez, será una unidad en un ciclo o sección todavía mayor y así continuando.
      Pero, en realidad, este "nacimiento" no puede, así pues, tener lugar sin ser también una expresión de "la muerte". La conexión entre el cero y la sección-R ha cesado, claro está, de existir, lo cual era absolutamente necesario para que el cero pudiera liberarse de dicha sección y llegar a ser una unidad independiente en un ciclo mayor. La sección-R ha terminado, por lo tanto, de existir, pero su valor numérico ha pasado en forma del número uno a la nueva ubicación del cero. Pero esto, ¿no es una imagen exacta de "la muerte" del ser vivo? El cero expresa aquí el yo del ser vivo, mientras la sección-R es su organismo, que ya ha vivido su tiempo, y la consiguiente forma de vida que ya ha jugado su papel. Con "la muerte" el yo se separa de este organismo y esta forma de vida enlazada a él, pero lleva consigo los valores de sus experiencias en forma de núcleos de talentos a la nueva existencia, que entonces es marcada o formada por los talentos que brotan de dichos núcleos. Los números también expresan, así pues, que para el yo no existe una muerte absoluta, sino que sólo existe para "las cosas creadas", es decir, para lo que jamás ha estado "vivo". Pero si la "muerte", en un sentido absoluto, sólo puede acaecerle a lo que está de antemano muerto, sólo es, claro está, una ilusión. Sólo puede tener lugar en forma de un "nuevo nacimiento". Pero los números también expresan que "el nacimiento", en sentido absoluto, es decir, como idéntico al nacimiento de un nuevo yo, es una ilusión.


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