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Cada experiencia sólo puede existir como la impresión que tiene su origen de identidad con "el punto fijo" absoluto. Pero esta impresión de identidad puede estar envuelta en un "embalaje" temporal o camuflada con "resultados de pesos y medidas"   1008. Como una experiencia sólo puede ser tal en virtud de que es una revelación de la divergencia de un "algo" existente con respecto a "la materia" o al "movimiento", este "algo", debido a ello, sólo puede existir como el contraste al "movimiento". Pero el contraste absoluto al "movimiento" sólo puede ser "el punto fijo". Este "punto fijo" es el eje absoluto de la vida. Toda la existencia gira alrededor de este eje. Todo experimentar la vida sólo puede ser, según su análisis más profundo, la percepción, consciente o no, de la identidad de su origen con este "punto fijo" de "los movimientos".
      Es cierto que esta impresión de identidad, hasta que su origen no haya alcanzado "el gran nacimiento" o "conciencia cósmica", está envuelta en un embalaje temporal o camuflado con "resultados de pesos y medidas". En este periodo de tiempo el ser no disfruta, por consiguiente, de manera especial de esta identidad suya con "el algo eterno" inalterable, sino que se cree uno con "la materia", se cree uno con el polvo, con la aniquilación, con la muerte. Pero en este oscuro periodo mental de su ciclo de espiral abriga, sin embargo, en lo más profundo de su interior una secreta esperanza, más o menos consciente, con respecto a esta identidad suya con la inmortalidad y, por consiguiente, con el infinito o la Divinidad. Y para estimular y facilitar el acceso a la verdadera experimentación del objeto de esta esperanza hemos explicado que "el algo eterno" del ser constituye su único "punto fijo" absoluto.


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