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(289-638) 
 
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Hemos terminado el análisis de la atmósfera mental básica de la humanidad terrena. Por medio del "clima de intelectualismo" el hombre terreno adquiere "conciencia cósmica" y la atmósfera mental de la Tierra se hace idéntica al "espíritu santo". El espíritu de Dios resplandece por doquier en el camino de la Tierra a través del universo  638. Y con estos tres climas de pensamientos que hemos mostrado, hemos terminado el análisis de la atmósfera mental básica de la zona humana terrena. De qué manera esta atmósfera constituye el elemento absolutamente vital para que el hombre terreno experimente la vida, es material para su química cósmica o creación de su destino, y cómo este mismo ser, como consecuencia de esto, puede por medio de estos tres climas abrir la puerta de la luz para él mismo y caminar hacia la gloria que tenía en la casa del Padre antes de que la zona de la Tierra hubiera llegado a existir, son análisis de los que trataremos en el próximo capítulo de "Livets Bog". Y, por consiguiente, como conclusión de este capítulo tan importante de este libro, revelaremos simplemente que en virtud de la armonía y el equilibrio que surge en la conciencia del ser con este tercer clima de pensamientos, éste se convierte simultáneamente en canal para la quinta energía básica, "la energía de la intuición" que poco a poco provoca el encuentro de este ser con "el gran nacimiento", mediante el cual adquiere "conciencia cósmica", se convierte en el señor de la vida, se hace "uno con el Padre". Con la irrupción de esta quinta energía básica en el nuevo clima de pensamientos, éste se hace idéntico al "espíritu santo" que, a su vez, equivale a la más alta forma de estado de percepción y creación, a la más alta forma de vida de conciencia. Es la culminación de la experiencia en sí de la realidad absoluta, es más, es la experiencia de la propia conciencia de la Divinidad.
      Este nuevo clima de pensamientos incipiente es lo mismo que una irrupción de un sol luminoso de sumo intelectualismo en la esfera humana terrena, oscura como la noche y llena de sombras. Es el paso del espíritu santo divino por encima de "las aguas", por encima del mundo, por encima de los continentes y océanos. Y en los lugares de la Tierra por donde pasa el espíritu santo, la resplandeciente bendición de la paz lo iluminará todo. Y miren, por orden de la omnipotencia divina nuestro globo terrestre continuará su viaje avanzando por el cielo, a través de metrópolis de soles y estrellas y lanzará la profusión de rayos del espíritu de Dios sobre mundos, planetas y humanidades desconocidas. Y por todas partes, a lo largo de su paso por esferas solares, sus climas de pensamientos serán lo mismo que experimentar la cercanía del Todopoderoso, que experimentar que es su espíritu lo que brilla sin cesar, ardiendo e iluminando en el universo, el cosmos o la vida.


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