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Los recuerdos se presentan en dos fases  635. El recuerdo nos da, así pues, la facultad de reconocer el principio o esencia de experiencias emparentadas. Y, por consiguiente, podemos dividirlo en dos fases. La primera fase es aquella en que todos experimentamos el recuerdo como puro y simple "memorizar" y en la que nos da detalles claros de un fenómeno experimentado de una forma determinada. La otra fase es aquella en que el recuerdo ya no constituye unos detalles exactos y claros del fenómeno especial que se ha experimentado y, por lo tanto, sólo queda en la conciencia como un conocimiento sobre el principio o esencia del fenómeno.
      Pero un conocimiento de un fenómeno cuyos detalles ya no "recordamos" ya no lo percibimos como un "recuerdo". Ahora se lo puede más bien considerar como una nueva facultad o talento. Si nos imaginamos que un ser en su actual vida terrena atraviesa una enfermedad muy grave, por ejemplo cáncer, esta experiencia creará en su conciencia un destacado conocimiento sobre los detalles o síntomas de esta enfermedad. En su vida terrena actual este conocimiento se presentará como un "recuerdo" muy real o fundamental y constituye, por consiguiente, la fase n.º 1. Pero cuando esta vida terrena hace tiempo que ha terminado, y el ser nace otra vez a una nueva vida, ya no tiene este conocimiento como un "recuerdo" consciente. Pero que dicho recuerdo, a pesar de esto, está sin embargo en su conciencia se manifiesta en la actitud frente a cada enfermo de cáncer, que eventualmente pueda encontrar en esta nueva vida, o en su comprensión de éste. Aquí se ve que tiene en muy alto grado la facultad de ponerse en el lugar del paciente y comprender su angustia y su sufrimiento, puede percibir en su propia mente el estado del enfermo. Esto quiere, a su vez, decir que de una manera no consciente puede relacionar este encuentro suyo con el estado del enfermo de cáncer con su propia, ahora desconocida u olvidada, experiencia de una cosa semejante o emparentada. Y, en realidad, lo que se muestra vivo para él es la esencia de esta experiencia olvidada en forma de principio, sin que por eso se dé cuenta de que la imagen viva de la enfermedad del otro como principio en su conciencia, en realidad sólo son reminiscencias de su propia experiencia del mismo fenómeno en un pasado desconocido. El hecho de que los sufrimientos de otros adquieran vida en la propia conciencia del individuo sucede exclusivamente en virtud de una movilización no consciente de sus propios "recuerdos" de vidas pasadas pero que se manifiestan en la fase n.º 2.


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