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"El santuario de la iglesia" no puede satisfacer de manera permanente las necesidades con respecto a la solución del misterio de la vida. Los seres buscan por millones en otra esfera mental, que aquí, en "Livets Bog", conocemos como "santuario de la enseñanza"  629. Que esta forma de culto a Dios sólo es un estadio por el camino, sólo es una zona del ciclo y, por consiguiente, no constituye la forma definitiva o terminada de desarrollo mental o perfeccionamiento de la vida de la conciencia, se convierte en un hecho por la circunstancia de que esta zona de sentimientos se les llega a quedar pequeña a los seres. Llegan a saciarse de las ceremonias y a estar por encima de los dogmas. La semejanza de su destino con el destino de todos los seres que se encuentran fuera de la zona muestra poco a poco, de una manera muy clara, que no están de ninguna manera favorecidos por la Providencia. También están expuestos a desgracias, guerras, mutilaciones, sufrimiento material y psíquico, al igual que los seres que no están "salvados" y no han recibido "la gracia" o "el perdón de los pecados". Que esto poco a poco tiene que crear misterio, duda y abandono de los dogmas y de la fe y crear añoranza y búsqueda de una nueva solución a los enigmas de la vida, crear nuevos "por qué" se da, naturalmente, por supuesto. A Jesús ya se le hicieron nuevas preguntas de este tipo, y tuvo que prometerles a "las generaciones futuras" la respuesta por medio del "Intercesor, el Espíritu Santo". También vemos que por hermoso y divino que sea lo que los santuarios, las iglesias y los templos le han dado al hombre, sin embargo estos lugares no podrán satisfacer a sus seguidores de una manera absoluta y permanente con respecto a la solución del misterio de la vida. Y entonces paulatinamente vamos comprobando que "el santuario de la iglesia" tiene un contrincante sumamente destacado. Ha surgido otra forma de santuario. Lo llamaremos "el santuario de la enseñanza". Se compone de universidades, instituciones docentes o escuelas. Este "santuario" tiene cada vez más adhesiones, tienen que construirse palacios cada vez mayores, tiene que contener cada vez más facultades o lugares de enseñanza, le es necesario procurarse cada vez más material de enseñanza y fuentes auxiliares en forma de laboratorios, aparatos ópticos, telescopios y microscopios, etc. Millones y millones de seres alrededor de todo el mundo frecuentan estos lugares para instruirse y capacitarse en saber y conocimiento real, mientras que simultáneamente cada vez hay más lugares vacíos en los bancos e hileras de sillas del "santuario de la iglesia". La antorcha de la guerra, que, precisamente, este santuario quería combatir, entra a través de sus ventanas alumbrando en grado extraordinario explosiones de bombas, estruendo de cañones y estertor de muerte dominan los continentes de su zona y ahogan sus sermones.
      Pero el ciclo continúa. Los seres están vivos y no pueden alimentarse con dogmas que se han convertido en montones de ruinas. No pueden vivir en un mundo de piedra, aunque esté adornado con minerales y flores de hielo. Son de carne y hueso. Por consiguiente, desean sentir la misma cálida pulsación del corazón y de la sangre, que hace tiempo se ha convertido en una realidad en su propio interior, como realidad en los detalles de la vida exterior. Por lo tanto tienen que dejar atrás el mundo de los dogmas, el mundo de la fe, tienen que salir, que abandonar la zona. Las leyes de la vida exigen que avancen en dirección ascendente, en dirección a la luz absoluta, a la verdad eterna o solución del enigma de la vida que se encuentra en la lejanía.


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