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Lo que le hemos dado al lector por medio del capítulo "Química cósmica", y lo que todavía tenemos que estudiar del mismo capítulo  625. Por medio del capítulo "Química cósmica", aquí, en "Livets Bog", hemos hecho avanzar al lector evolucionado un buen trecho en el conocimiento de su verdadera posición y lugar en la espiral. Le hemos mostrado de dónde viene y a dónde va. Y le hemos mostrado que su camino es un paso por unas etapas en dirección ascendente lejos del "principio mortífero", que va quedando atrás, y hacia una culminación del amor que todavía se encuentra un buen trecho hacia adelante en el lejano horizonte espiritual que hay enfrente. Le hemos mostrado los grandes detalles de la ley de la existencia, de la ley de "la química cósmica". Le hemos mostrado esto a grandes rasgos, de modo que ahora esté dotado de los detalles principales. En el próximo capítulo de "Química cósmica" nos queda por mostrarle al investigador todos los detalles locales principales de su viaje cotidiano en dirección ascendente por la escala del cielo, de modo que nunca más se pierda o camine en la oscuridad, que nunca más tenga decepciones y sufrimientos, sino que siempre cree un contacto total entre su mundo interior y el mundo exterior y, de este modo, nada le impida experimentar un destino feliz, nada le impida ser "uno con el Padre" y vivir la culminación del amor: "Todo es muy bueno".
      Y entonces queremos terminar el presente capítulo con una pequeña visión de conjunto sobre la naturaleza especial que los climas de pensamientos de aceptación general tienen en la esfera humana terrena. Como ya sabemos, toda la vida de la conciencia, toda experiencia, cada sensación es algo que surge de una energía de la conciencia, cuyo origen se remonta a la manifestación de voluntad. Constituye, por consiguiente, atmósfera espiritual, es o bien nubes, brisa de verano, sol, calor, o bien tiempo nublado, frío invernal, heladas, hielo y nieve. Todos conocemos experiencias, sobre todo mentales, que pueden contarse entre estas designaciones. Y por esto ahora vamos a comprender cómo estas "experiencias de frío" y de "calor", estas "manifestaciones de invierno" y "verano" mental se encuentran de manera especial en la esfera de experiencia humana terrena.
      Que "las manifestaciones de frío" mental dominan en un grado preponderante es naturalmente algo obvio, puesto que esta esfera manifiesta la zona del "principio mortífero" y, con ello, el mundo del dolor y los sufrimientos, de los errores y desventuras, lo cual es lo contrario a la zona que en "Livets Bog" se conoce con el nombre de "mundo divino".
      Como nosotros mismos participamos en la creación de la naturaleza de la esfera, es importante que nos detengamos un poco en la atmósfera principal de la zona humana terrena en sí y, de este modo, nos formemos una idea de nuestra participación como trabajadores en la creación de sus "manifestaciones de invierno" o "de verano". A lo mejor nosotros producimos de manera especial el frío mortal que hace que todo se hiele hasta morirse, o el incipiente rayo de sol que comienza a calentarlo y revivirlo todo a su alrededor, o a lo mejor somos algo de ambas cosas, pero en nuestra creación o manifestación nos falta la facultad de llevar estos dos contrastes de energía a una armonía perfecta y seguimos creando los perturbadores torbellinos, las turbadoras trombas de agua e inundaciones mentales u otros grandes síntomas de desequilibrio entre las fuerzas más frecuentes de la esfera mental humana terrena.


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