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El regalo del macroser a los microseres. El macroser y los macroseres cosechan "lo que han sembrado"  600. Pero como toda la existencia se basa en el hecho de que "como uno siembra así cosechará", los pequeños seres no pueden "sembrar" regalos en la conciencia del macroser sin, por su parte, "cosechar" regalos. Sin la conciencia del macroindividuo el organismo conjunto, que naturalmente significa "tierra y cielo" para los microindividuos, no podría existir. Y, sin su colaboración con un macroser, los pequeños seres carecerían totalmente de hogar en la parte física del universo. En virtud de la orientación temporal del macroser hacia las materias sólidas, líquidas, en forma de gas y en forma de rayos se cumplen exactamente las condiciones en que se basa el acceso de los microindividuos a la zona física. El regalo del macroser a los microindividuos es, así pues, nada menos que su "universo", su "cielo y tierra" en el que se les regala el acceso a la zona física, acceso que ellos mismos, con su colaboración, también le dan al macroindividuo.
      Como los macroseres simultáneamente también son microseres con respecto a los seres en cuyo organismo se encuentran, la misma interacción se repite en dirección ascendente entre el macroindividuo y su macroindividuo, y así sucesivamente. Y la conclusión es que el ser vivo "siembra" "cielo y tierra" en dirección descendente en el microcosmos y "cosecha" "cielo y tierra" en el macrocosmos, mientras "siembra" materia de órganos (asiste al macroindividuo) en el macrocosmos y "cosecha" materia de órganos (recibe la asistencia de los microindividuos) en el microcosmos. ¿Puede haber algo más justo o lleno de amor?


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