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El yo tiene que dominar una energía con otra. Sin la facultad de la materia de condensación y evaporación sería imposible toda forma de manifestación  591. El yo en contacto con su "elemento de destino" y "los núcleos de talentos" aquí estacionados constituye, de este modo, un factor dirigente o dominante en medio del océano de la materia. Su manifestación y la vida de su conciencia dependen exclusivamente de su facultad de dominar y utilizar el estado "sólido", "líquido", "gaseoso" y "en forma de rayos" de la materia. Esta utilización puede, por su parte, manifestarse con dos fases. Puede ser "perfecta" e "imperfecta". El caso es que el yo tiene que dominar uno de estos estados de energía con el otro. Tiene que poner una energía "condensadora" contra una "evaporadora" cuando quiere crear "solidez" o "materialización", mientras lo contrario tiene lugar cuando quiere crear disolución o "dematerialización". Entonces tiene que poner una energía "evaporadora" contra una energía "condensadora". Y este es, en realidad, el principio general de que depende toda manifestación, desde la voladura de rocas, piedra y granito por parte del individuo hasta sus más íntimos sentimientos de afecto, fidelidad o amor, o al contrario, desde su creación de inmensos complejos de hormigón o cemento hasta sus violentas explosiones de arrebatos de cólera. Estos ejemplos son muy claros. No puede negarse que la voladura de rocas es una descomposición física y que el afecto, la fidelidad o el amor son una condensación espiritual, del mismo modo que tampoco puede negarse que los arrebatos o accesos de cólera son una explosión o descomposición espiritual, y que la creación de bloques de hormigón o cemento es una condensación física de materia.
      La condensación o descomposición de la materia es, así pues, el fundamento o medio más importante sin el cual para el yo sería imposible toda forma de manifestación. Todas las manifestaciones sólo son, en realidad, grados de densidad de la materia. Y cada uno de los deseos o anhelos del yo sólo puede existir como una atracción hacia alguno de estos grados de densidad. Si un ser desea crear, por ejemplo, un surtidor en su jardín, entonces tiene que efectuar las combinaciones necesarias de las sustancias o materias "sólidas" y "líquidas" que se precisan para la creación de algo así. Tiene que usar materias "sólidas" para las tuberías y la fuente y materia "líquida" (agua) para el propio surtidor. Si lo que este ser desea crear es un globo, tiene que usar materia "sólida" para la envoltura y "gaseosa" para el contenido. Pero lo mismo que sucede con el surtidor y el globo, también sucede con todas las otras formas de creación. Toda manifestación consiste exclusivamente en un fortalecimiento mutuo de las sustancias "sólidas", "líquidas" y "gaseosas", es decir, en la creación de un punto de equilibrio entre todas las materias necesarias.


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